Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos
N° 12 (junio-noviembre). Año 2021. ISSN: 2525-0841. Págs.23-49
http://criticayresistencias.com.ar
Edita: Fundación El llano - Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL)
Barrio Alberdi: entre arte y resistencias. Análisis de las representaciones de las luchas sociales en sus murales, 2019[1]
Barrio Alberdi: between art and resistance. Analysis of the representations of social struggles in his walls
Jeremías Rassi[2] y Ezequiel Viguera[3]
Resumen
En el presente artículo realizamos un análisis interpretativo de las resistencias impresas en los murales de Barrio Alberdi. Los siete murales que seleccionamos fueron registrados mediante fotografías y para dar cuenta de sus procesos de producción entrevistamos a las cinco organizaciones creadoras de esas intervenciones artísticas. Identificamos estos significados en los murales atendiendo las imágenes, figuras y símbolos. Además, analizamos los procesos de producción de sentido que las organizaciones realizan en estas intervenciones artísticas. Finalmente damos cuenta de los nuevos sentidos que se les dan a las luchas representadas en los murales, analizando pertenencia y memoria.
Palabras claves: Luchas sociales; Representaciones sociales; Murales.
Abstract
In this article we carry out an interpretive analysis of the resistances printed on the murals of Barrio Alberdi. The seven murals that we selected were recorded through photographs and to account for their production processes we interviewed the five organizations that created these artistic interventions. We identify these meanings in the murals by attending to the images, figures and symbols. In addition, we analyze the processes of meaning production that organizations carry out in these artistic interventions. Finally, we give an account of the new meanings that are given to the struggles represented in the murals, analyzing belonging and memory.
Keywords: Social struggles; Social representations; Murals.
Introducción
Los murales son prácticas comunicativas que pueden entenderse como discurso o narraciones que se construyen, en este caso, mediante diferentes símbolos y frases representativas de una identidad barrial. Por lo tanto expresan, comunican, interpelan sobre una temática o problema que se pretende sea recibido por un público espectador. De allí la importancia de recuperar el análisis de los murales desde los sentidos impresos en estas intervenciones artísticas y en especial, analizar aquellos que se generaron de manera colectiva entre organizaciones sociales y vecinos/as.
Nuestro objetivo es analizar los murales de Barrio Alberdi interpelando el modo en el que construyen identidad, y en especial, de qué manera esas prácticas comunicativas expresan una específica relación entre las luchas y la memoria. Nos interesa, en particular, recuperar aquellos murales que existen en barrio Alberdi en el año 2019 y que fueron construidos por organizaciones sociales de fuerte presencia en el territorio. Paredes que expresan luchas de varias épocas de un barrio que se gestó al ritmo de la resistencia. Un barrio donde el pasado cargado de luchas sociales va dejando huellas, marcando el ritmo de los años actuales[4].
Además de analizar estos contenidos artísticos en los que se construye un mensaje de resistencia, recuperamos las diversas voces que dan cuenta de lo que observamos. En Barrio Alberdi existen diferentes formas de mirar el mundo, pero también existen diferentes mundos que miran y son parte del barrio. Los actores que realizan estas intervenciones artísticas en los muros tienen como propósito interpelar con su arte a los que transitan las calles del barrio. ¿Por qué estas organizaciones eligen representar en los distintos murales las luchas pasadas y presentes? ¿Qué sentidos les otorgan? Analizar estos sentidos nos permitirá interpretar cómo se construyen estas representaciones sociales y qué significados le imprimen estos sujetos de manera colectiva a las diferentes luchas sociales.
El artículo que aquí se presenta es el resultado de un trabajo de investigación en el que analizamos siete murales elaborados por cinco organizaciones que habitan o intervienen artísticamente en Barrio Alberdi. Para nuestro estudio nos valimos del recurso fotográfico para captar y documentar los murales a analizar, y recurrimos a la entrevista en profundidad a miembros de las organizaciones y muralistas para comprender los sentidos que eligieron representar en los murales. Para realizar las entrevistas utilizamos una guía de preguntas que apuntó a dar cuenta de los contextos de producción que reforzaron esa identidad y memoria colectiva.
Este artículo está dividido en dos apartados: en el primero planteamos la construcción teórica y metodológica de nuestro objeto de estudio. Allí presentamos cómo es posible comprender y analizar el muralismo, entendiéndolo como una práctica comunicacional y una herramienta de activismo político. Seguidamente, nos centramos en el análisis del mural como discurso a partir de comprender las representaciones sociales que traen implícito y como esto forma parte de la construcción de identidad.
Mientras que en el segundo apartado presentamos los murales analizados y las organizaciones que los llevaron adelante, en donde abordamos nuestro análisis dando cuenta de las representaciones sociales y la construcción de identidad barrial que imprime cada organización. En este sentido, indagamos sobre la relación entre luchas sociales, memoria e identidad expresada en los murales y en la voz de sus ideólogos/as. Este apartado está dividido en cuatro subapartados que responden a cada una de estas organizaciones y/o instituciones sobre las cuáles se realizó el análisis: el Centro Vecinal de Alberdi, “La Caravana Cultural”, el Colectivo Pueblo Alberdi y el Club Atlético Belgrano.
Apartado I
Al muralismo lo entendemos como una narración discursiva, en la que se expresan las distintas formas de ver el mundo que pueden tener los grupos sociales en una determinada comunidad. Comprender cómo y qué se está queriendo decir en esas narraciones fue el puntapié de nuestra investigación. Discursos e imágenes construidas por organizaciones sociales y vecinas/os que reflejan sus distintas representaciones e interpretaciones de su realidad, las cuales se entretejen en los murales construyendo allí un significado.
El arte urbano tiene la intención de transmitir un mensaje, una reflexión, una recreación visual, dentro de una dinámica que está sujeta al espacio público. Entre las diversas formas artísticas existe el muralismo, una expresión visual que tiene como soporte un muro, una pared, la cual se interviene pero que no se la pensó a la hora de construirla como un lienzo. Su fin es arquitectónico, estético. En el muralismo, desde que se decide intervenir una pared, y luego de que sucede, se toma una posición de resistencia sobre el espacio al que se le otorga así identidad propia.
El muralismo como movimiento de expresión artística, como lo definen Bustos Sampietro et al. (2017), “incorpora el arte como un elemento constitutivo del espacio urbano, exponiendo un proyecto de arte para todos, en el cual se establece el acceso social” (p. 27). Con esto se quiere decir, que mediante el muralismo se puede acceder al arte sin tener que ir a una galería o a una exposición, está ahí en la calle y es accesible para todas/os, de esta manera cualquier persona puede ver esa obra. De esta manera, entre la pintura y la persona se busca construir un puente dentro de un campo diverso, que se encuentra contaminado de objetos de la vida social. Su objetivo claramente es poder integrarse en ese caos que es la calle.
El muralismo está relacionado como una experiencia de lucha en todas las sociedades, fundamentalmente en la mexicana que fue la que comenzó con este tipo de acciones políticas. En Argentina este movimiento surge en el año 1933 con la visita del muralista David Alfaro Siqueiros, uno de los fundadores de estas acciones en México (Blasco, 2015).
Definimos al mural como una práctica en la que se construyen diferentes luchas y resistencias a un poder dominante. En las épocas más oscuras de nuestras sociedades[5], estas prácticas se las define como una expresión popular, ya que en distintos territorios se han utilizado como una manifestación opositora a regímenes dictatoriales. Pero en democracia también se la constituye como una práctica, tanto de muralistas como organizaciones, para llevar al espacio público diferentes realidades[6].
Los murales expresan luchas, identidades y memorias colectivas, por ello para comprender estos conceptos es necesario dar cuenta de lo que se quiere representar allí. Para poder analizar esa representación hay que entender a las imágenes como componentes de una sociedad que dan cuenta de distintas perspectivas de la misma. Según Ceirano (2000), los actores co-construyen significaciones del mundo mediante ideas que definen su entorno, su verdad y así sus formas de actuar. Es por esto que interesa saber “cómo” producen esas significaciones, cómo los sujetos construyen y reproducen una determinada visión de la realidad. Con el objetivo de encontrar allí los procesos interpretativos de estas acciones comunicativas y de lucha.
De esta manera, las representaciones de la realidad producen y reproducen modos de acción dentro de una comunidad enfatizando en “el sentido de los objetos del mundo social más allá de los atributos visibles. Este proceso de representación es eminentemente simbólico. Representar es sustituir” (Ceirano, 2000, p. 338). Esas representaciones están ligadas a las interpretaciones que un grupo puede darle a un fenómeno, construyendo así significaciones dentro de una determinada sociedad. Cuando se habla de representación, indudablemente nos referimos a la interpretación de algo.
Para Ceirano, “el ‘mundo’ es una idea del mundo y existen distintos mundos posibles en una misma realidad, como ideas de un mismo pensamiento interactuando en una pugna de poder” (2000, p. 338). Estas relaciones de poder entre sujetos son las que construyen subjetividades y resistencias en contra de un poder que domina y avasalla contra formas de ver el mundo distintas, “experiencias enajenantes y micro conflictividad hacen a la dinámica de producción de subjetividades individuales y colectivas que emergen en la acción y resistencia frente a las –también múltiples– lógicas capitalistas de expropiación y dominación” (Ciuffolini, 2010, p. 119).
En esas distintas formas de ver el mundo, se generan diferentes procesos y/o acciones en rechazo a los efectos de un poder y, como alternativas de éste, a las que llamamos luchas sociales. Tal y como lo explica Ciuffolini (2010), estos procesos son los que constituyen a los sujetos, ya que surgen las cuales “operan en los discursos como un recurso de exterioridad –como un relato objetivado- que permite seleccionar y conjugar elementos dispersos y múltiples venidos de la memoria y la historia” (p. 21). Una experiencia en donde los actores para construir pertenencia utilizan el arte como expresión de lo político, en pos de ese nosotros que los identifica y representa.
Para la autora las luchas sociales existen no para combatir una institución privada o estatal o grupo particular, sino para poner en discusión una forma de poder que desliga a los individuos de la acción colectiva dentro del espacio público. Es aquí en donde los murales juegan un papel importante en la resistencia de los espacios comunes mediante el arte, ya que estas luchas hacen que se “construyan modos de acción que innovan y renuevan los lenguajes y escenarios, dando formas nuevas a los conflictos” (Ciuffolini, 2010, p. 192). En este sentido, es importante el rol que la memoria cumple como formadora de conciencia, ya que el pasado no es solamente un mero reservorio de lo vivido o un simple tiempo estático, sino que termina siendo un campo en donde se potencia y se resignifica su sentido en relación con el presente.
Es así que los sujetos relatan experiencias propias, que a su vez van conformando la memoria colectiva de la cual son narradores/as a través de un discurso colectivizado. La acción de narrar tiene mucha relación con lo antes acontecido, en donde distintos actores construyen desde su perspectiva una memoria colectiva “gracias a la transmisión de historias anteriores de las que se apropian a través de la narración de sucesos, ritos y costumbres” (Suárez Egizabal, 2003, p. 789). Pero es clave destacar que principalmente lo que más se entreteje es la relación de su historia personal con el lugar en donde vive.
Los hitos y el porvenir hacen a los sujetos y su espacio, ya que “los hitos de la memoria son aquellas experiencias, decisiones o sucesos que al recordarlos se constituyen en una referencia significativa” (Suárez Egizabal, 2003, p. 789). En efecto, bien podemos decir que la historia nunca termina y menos se queda inmóvil, porque son los mismos actores los que deciden para sí mismos, desde y para sus relaciones sociales darle un significado en el hoy. Así, para Ciuffolini (2010), la historia “no ha terminado; es más podríamos afirmar que se sigue construyendo desde la(s) lucha(s) de clase(s), y con ella(s) de la vuelta al centro de lo político de lo social y la vida” (p. 195).
Tanto la memoria, como la pertenencia, cumplen un papel preponderante en la construcción de identidad que realizan los actores. En el último tiempo existe un movimiento de re-arraigamiento que transcurre en instancias cada vez más particulares dentro de una sociedad, en territorios en donde los sujetos se reconocen a sí mismos, al mismo tiempo en que se identifican en relación con los demás y que tienen a los barrios como los sitios privilegiados en donde construyen una identidad colectiva (Ciuffolini, 2010).
Sitios en donde la memoria colectiva se piensa y se construye como un recorte narrativo, que se conecta con el presente y el futuro en distintos ámbitos sociales, pero especialmente en el campo político. En el que se generan disputas de poder para inscribir determinados símbolos y por el sentido de estos (Isla, 2003). Fragmentos de acontecimientos que juegan un rol importante en la identidad barrial, ya que ésta se sitúa temporalmente en el pasado y presente de un narrador y que desde esa perspectiva se entreteje necesariamente con un porvenir que lo conecta todo y que representa a esa pertenencia (Suárez Egizabal, 2003).
Al tiempo en que accedemos a esas representaciones sociales sobre las luchas pasadas y presentes, es cuando llegamos a conocer cómo se producen aquellas significaciones. Subjetividades que construyen en el espacio público, los sentidos de pertenencia y memoria de los sujetos que habitan Alberdi. Comprender el modo en cómo se representan las luchas sociales y la manera en que las organizaciones sociales construyen su identidad nos llevó a adoptar algunas decisiones metodológicas.
Para poder analizar e identificar cuáles son las luchas sociales que están representadas en los murales de barrio Alberdi y por qué, realizamos un estudio de caso en el que analizamos el contenido de las imágenes visuales que luego pusimos en diálogo con las entrevistas. Para ello tuvimos en cuenta todos los conceptos analíticos que nos acerca Banks (2010), los cuales son: la narrativa externa e interna, la perspectiva, el formato y el contenido. Estos son los complementos base del análisis de nuestro objeto de estudio.
La narrativa interna es la que se relaciona directamente con la pregunta: “¿Qué aparece en esta imagen?”. Por su parte, la narración externa es la construcción de una historia que responderá a las preguntas: quién, cómo, cuándo, dónde y porqué se ha realizado dicha imagen. A su vez, la perspectiva es en donde entra en juego el rol del investigador, ya que su uso implica a un sujeto que ve y conoce ese contexto social. Como diría Banks (2010), alguien desde cuya perspectiva observa algo, esta combinación influye y clarifica más la relación entre todos estos actores, inclusive el del investigador mismo.
Cabe destacar que en el análisis de ese relato se le imprime nuestra interpretación y reflexión, ya que desde esta estrategia metodológica se da cuenta de que dichos relatos no son una descripción objetiva y transparente de la vida del otro, sino una construcción dentro de este tejido social integrado por nosotros (los investigadores) y los sujetos productores de sentido (Banks, 2010).
De acuerdo a todo esto, es que decimos que nuestro diseño de investigación social cualitativa es flexible, enmarcado en la técnica de construcción de muestras mediante la selección de casos, de las cuales analizamos sus contenidos. En este sentido, esta investigación se circunscribe dentro de una perspectiva interpretativa con enfoque descriptivo de carácter cualitativo. Esta forma de investigar nos permite conocer los sentidos impresos en los murales y la interpretación de estos por parte de los actores.
Como técnicas de recolección de datos utilizamos la fotografía, que nos sirvió para capturar los murales que se encuentran en las calles de Barrio Alberdi. Las obras que se eligieron se encuentran en los espacios más representativos del barrio; principalmente en el pasaje Aguaducho o pasaje de “La Reforma” y en las que rodean el estadio del Club Atlético Belgrano.
Esta selección de siete murales que fueron realizadas por cinco organizaciones la complementamos con una segunda técnica de recolección de datos: la entrevista en profundidad, que nos sirvió para comprender los sentidos impresos en las paredes. De esta manera se constituyó en un eje poder entrevistar al Centro Vecinal Alberdi, el colectivo “Pueblo Alberdi”, “La Caravana Cultural” de la Mesa de Derechos Humanos de Córdoba y a las organizaciones “La 17” y “TransTocadxs”. A grandes rasgos queríamos saber sobre la organización, su vinculación con las luchas representadas en sus pintadas, la relación que tienen con la memoria e identidad y conocer su identificación con el barrio y con el arte como expresión política.
Murales |
Organización |
Ubicación |
Técnica |
Año |
Entrevistado/a |
“No nos quiten lo que llevamos en la sangre” |
Centro Vecinal de Alberdi |
Pasaje Aguaducho |
Planimétrica, pintura a la pared. |
2018 |
Dante Martínez, ex cervecero y Pte. del Centro Vecinal |
“Los Dolores que nos quedan, son las libertades que nos faltan” |
Centro Vecinal de Alberdi |
Pasaje Aguaducho |
Planimétrica, pintura a la pared |
2018 |
Dante Martínez, ex cervecero y Pte. del Centro Vecinal |
“Lo que no se vió del Cordobazo” |
Caravana Cultural de la mesa de DDHH de Córdoba |
Pasaje Aguaducho |
Collage, tiene sentido de profundidad |
2019 |
Israel Elgueta, muralista |
“Dedicado a la mujer afrocordobesa” |
Colectivo Pueblo Alberdi |
Pasaje Aguaducho |
Planimétrica, pintura a la pared |
2019 |
Colectivo Pueblo Alberdi |
“Dedicado a la niñez originaria” |
Colectivo Pueblo Alberdi |
Pasaje Aguaducho |
Planimétrica, pintura a la pared |
2019 |
Colectivo Pueblo Alberdi |
“Bienvenidos al barrio más popular” |
“La 17” y el Club Atlético Belgrano |
Costanera Mestre y Hualfín |
Planimétrica, pintura a la pared |
2019 |
Leandro, integrante de “La 17” |
“Pepa Gaitán, Hincha Pira7a” |
“Transtocadxs” y el Club Atlético Belgrano |
Calle Arturo Orgaz |
Mosaiquismo |
2019 |
Pam Ceccoli, integrante de “Transtocadxs” |
Apartado II
Centro Vecinal de Alberdi: un barrio con identidad y memoria
Fotografía 1: Centro Vecinal de Alberdi, “Lo que llevamos en la sangre”.
Fuente: fotografía tomada en Córdoba en marzo del 2019 por los autores del artículo.
Esta obra se ubica en el Pasaje Aguaducho, lugar que tiene una carga histórica muy fuerte, ya que en sus primeros años era un canal que llevaba agua desde Alto Alberdi hasta el río Suquía y con el paso del tiempo a su costado se creó el Hospital de Clínicas y desde ahí se comenzó a urbanizar. En la actualidad en él existen diferentes instituciones como el museo de la Reforma Universitaria, fábricas y talleres metalúrgicos.
El Pasaje Aguaducho es elegido con frecuencia como espacio de expresión artística de distintas organizaciones del barrio, que intervienen sobre sus paredes murales en los que construyen de manera colectiva una identidad barrial. Por ello elegimos este mural que aporta nuevos significados al lugar y a los acontecimientos históricos que transcurrieron allí.
Este primer mural que analizamos del Centro Vecinal puede entenderse principalmente como forma de protesta frente a los actos de avasallamiento cultural que ha sufrido Alberdi. Esta pintada se realizó en el año 2018 en un contexto en el que varias organizaciones (entre ellas el Centro Vecinal) luchaban por recuperar el Cine Moderno y en el que el avance inmobiliario de la zona trajo consigo la demolición de lugares históricos del barrio, como la chimenea de la vieja Cervecería, generando con esto un impulso identitario que hasta el día de hoy se sigue expresando en el barrio.
Este primer mural se realizó con la técnica de pintura a la pared dentro de la categoría llamada planimétrica: esto quiere decir que su desarrollo no tiene una ilusión de espacio, ni de profundidad. Lo que podemos interpretar en el uso de los colores es que tanto el blanco y el negro sirven para poder resaltar toda la construcción que se realiza en el discurso del mural, sin el blanco lo que está graficado y escrito en negro no se vería de la misma manera.
Otra de las combinaciones de colores que existen en dicha obra es el celeste y blanco que simboliza lo nacional y argentino, congeniando ese sentido nacionalista con la diversidad cultural que representan los colores dentro de la bandera de los pueblos originarios.
En este mural se pintó un brazo envuelto con las banderas de Argentina y de los pueblos originarios. Ese brazo y puño responde al imaginario de lucha del barrio, el cual es inyectado con una jeringa que contiene sangre, la cual representa el barrio de la facultad de Medicina, el barrio Clínicas, “la docta”. Dentro de la sangre se representaron tres símbolos de Alberdi: la chimenea de la vieja Cervecería Córdoba, la fachada de “La Piojera” y un redoblante que simboliza tanto a las murgas, como a los carnavales de Alberdi. De modo que este mural representa una mirada esencialista de la identidad y de la memoria, porque nos dice que esa sangre se inserta genéticamente en el cuerpo de cada vecino/a. Como si esa identidad e historia estuvieran en la sangre, desde el momento en que se nace.
Si ponemos en diálogo al mural con los relatos construidos a partir de las entrevistas y la información recabada durante nuestro trabajo de campo, en realidad esto se pone en tensión; ya que allí aparecen una serie de elementos que configuran el mural y que son parte de esa memoria colectiva que se reconstruye todo el tiempo en la identidad barrial de los sujetos de Alberdi: “La obligación histórica de los que estamos en el Centro Vecinal es rescatar estas historias y potenciarlas, transmitirlas a los más jóvenes. (Entrevista al Promotor de los murales 09-01-20).
Según nuestra mirada, las personas son el componente activo de dicha identidad, “puesto que son ellas quienes plantean el destino de la misma y quienes son capaces de modificar el entorno para que se adapte a sus necesidades y deseos” (Suarez Egizabal, 2003, p. 788), modificando no solo el espacio que habitan, sino la forma de relacionarse entre sí de acuerdo a costumbres, formas de producción, entre otros aspectos. Podemos decir entonces que la identidad barrial es una identidad colectiva.
Para profundizar dicha interpretación, el dibujo está acompañado de una frase que dice: “No nos quiten lo que llevamos en la sangre”. Un discurso del Centro Vecinal que expresa para nosotros la defensa hacia los lugares y eventos culturales que caracterizan a Alberdi. No obstante, la idea de “no nos quiten esa identidad” refuerza una forma de resistencia ante otro que se la quiere arrebatar. Una lucha en la que ese “otro” no es uno solo, sino el municipio junto al empresariado inmobiliario y estas distintas formas de avasallamiento relacionadas a los símbolos pintados en el mural.
Este mural también representa artísticamente a actores que han sido importantes para la defensa del barrio. Con esto decimos que el dibujo del redoblante hace alusión a las murgas de Barrio Alberdi, colectivos artísticos muy importantes para el barrio, tanto en épocas de carnavales como de lucha. Uno de los más relevantes es la murga “Les Descontrolades de Alberdi”, que participó de los recorridos que realizó “Defendamos Alberdi UNCOR-45”[7] y que cuyas prácticas tenían como objetivo “pensar el territorio a partir de los discursos, representaciones y prácticas presentes en los relatos” (Aichino et al., 2016, p. 10). Entonces podemos decir que esta obra es un grito de lucha y resistencia, que le reclama a ese otro, que deje de quitarle los espacios de encuentro en donde se construye y reconstruye colectivamente un nosotros, esa identidad barrial.
Fotografía 2: Centro Vecinal de Alberdi, “El Centenario de la Reforma”.
Fuente: fotografía tomada en Córdoba, en marzo de 2019 por los autores del artículo.
Al igual que el anterior mural, esta obra también se encuentra en el Pasaje Aguaducho, una pintada que nos da la bienvenida a Alberdi sobre el ingreso más popular del barrio, pero que se diferencia del anterior por la forma en que el Centro Vecinal los realizó. Este segundo mural contiene un discurso anclado en la memoria, con una imagen que representa un acontecimiento clave para el país y el continente que busca ser recordado.
Una sola obra realizada en varias etapas, acompañada de diferentes instancias culturales que buscaban conmemorar la Reforma Universitaria de 1918[8]. Esta jornada cultural concluyó con su última pintada en junio de 2018, mes en el que se conmemoró en ese entonces el Centenario de La Reforma y que buscó de esta manera poner en disputa la fecha en la que se rememora este hito. Esto se debe a que para algunos la lucha concluyó en junio de 1918, pero que para otros en realidad la verdadera reforma sucedió en septiembre de dicho año, momento en el que se tomó el rectorado. En este sentido, esta actividad discutía las distintas jornadas de memoria que en ese momento realizaba la Universidad Nacional de Córdoba (UNC)[9].
Este mural se realizó con la técnica de pintura a la pared en un formato plano y con un fondo predominantemente celeste, color que al instante se lo puede relacionar con el barrio, con el Club Atlético Belgrano[10] y principalmente simboliza la bandera, los símbolos patrios; en definitiva, lo nacional y argentino. El color celeste está acompañado de los colores blanco y marrón en un segundo orden. Es importante para nosotros destacar el uso del celeste y blanco, ya que recuerda uno de los procesos de transformación universitaria gestado en nuestro país “como un hito histórico nacional” y que es de los más relevantes en la historia de las instituciones educativas de América Latina.
Este mural grafica a los seis estudiantes vestidos de traje que se subieron al techo del viejo rectorado de la UNC el 9 de septiembre de 1918, hoy Hospital Nacional de Clínicas. Dicha fecha es la que se busca resignificar, ya que luego de esta toma el Estado Nacional vuelve a intervenir la Universidad y reconoce las distintas reivindicaciones de los estudiantes, dando inicio el 9 de septiembre 1918 con esta toma la discusión por la Reforma Universitaria[11].
De esta forma, “estas conquistas se insertan en la memoria social del espacio puesto que es en la narración de esos momentos extraordinarios de la experiencia colectiva -sus luchas- donde se devana y pone en forma la memoria pública” (Ciuffolini, 2010, p. 136). Una conjunción de arte y resistencia que narra, representa y recupera la memoria de esa lucha estudiantil que se ve simbolizada con el izamiento de la bandera argentina, en el lugar más emblemático de esta disputa histórica.
En este marco, entendemos que el Centro Vecinal reactualizó esta lucha al ponerle colores a una famosa fotografía en blanco y negro, agregando valor y reconocimiento a este mural en especial, así como también al acontecimiento que representa. La memoria juega un rol significativo para la identidad barrial en esta representación y que se ve plasmada en esta frase que mantiene su vigencia y que fue redactada por Deodoro Roca en el manifiesto liminar[12]: “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”. Discurso que se colocó en el centro del mural, entre medio de los estudiantes y la bandera flameante de Argentina, esto da cuenta que este lema es el protagonista de la obra y que se relaciona directamente con un pasado, el presente y un futuro en que se expresa un deseo, una necesidad: “Tiene que ver con la actualidad, con la sociedad. Siempre estos procesos transformadores nos dejan como objetivos pendientes, luchar permanentemente por las utopías, por lo que es necesario. El dolor ese que te queda, es por lo que te falta conquistar todavía”. (Entrevista al Promotor de los murales 09-01-20).
Este fragmento del manifiesto no fue elegido al azar, ya que el sentido construido en este mural es de gran valor para esta organización política de Alberdi, en un barrio en el que se ha luchado y resistido todo este tiempo para lograr verdaderos avances sociales y colectivos necesarios para la comunidad. Esas conquistas latentes son esos dolores que todavía no se han podido sanar. Creemos que con esta frase se busca interpelar a un otro y propone reivindicar esas libertades que aún no se han conseguido como país, por eso se utilizan los colores celeste y blanco.
Según estos murales analizados, el Centro Vecinal Alberdi reconstruye mediante el arte una identidad barrial en el espacio público. Esa identidad que busca proteger se ve representada a través de símbolos que la organización define como propios. Estos símbolos representados pretenden generar reflexión y resistencia a lo que interpretan como distintos avasallamientos sufridos en el barrio y la ciudad.
Por otro lado, el Centro Vecinal de Alberdi reactualizó uno de los hitos más representativos de la memoria colectiva del barrio, la ciudad y latinoamérica. Esto da cuenta de que la memoria sirve para repensar en donde nos encontramos posicionados, haciendo base en fragmentos/recortes de acontecimientos que juegan un rol importante en la identidad barrial.
A su vez, utilizan el espacio público como canal para expresar y co-construir de manera colectiva una identidad y memoria, un recorte narrativo del pasado que se conecta con el presente y futuro en distintos ámbitos sociales. Territorio en el que existen diferentes formas de mirar el mundo, pero también existen diferentes mundos que miran y son parte de Alberdi.
La Caravana Cultural: Lo que no se vio del Cordobazo
Fotografía 3: La Caravana Cultural, “A cincuenta años del Cordobazo”.
Fuente: fotografía tomada en Córdoba, en octubre del 2019 por los autores del artículo.
En este apartado analizamos, un mural en el que se representa y se construye una narrativa del Cordobazo, pero desde una perspectiva no tan visibilizada. Esta obra se llevó a cabo también en el Pasaje Aguaducho el 29 de mayo de 2019, fecha en la que se conmemoró los 50 años del Cordobazo. Sus creadores fueron la Caravana Cultural, organizada por la mesa de Derechos Humanos[13], junto a integrantes de la Facultad de Artes. De este mural también colaboró el Centro Vecinal de Alberdi, que fue el nexo para poder llevar a cabo la intervención.
La producción de esta obra fue pensada y llevada adelante de manera colaborativa entre los que idearon el mural y los/as vecinos/as que se iban acercando. Así fue que mucha gente se sumó a esta iniciativa en la cual participaron desde niños/as hasta ancianos/as poniendo cada una/o “su parte”.
La técnica que se utilizó para realizar este mural fue la del collage, ya que se reunieron distintas imágenes que fueron agrupadas digitalmente y luego se desplegaron a través de un proyector en la pared donde se iba a realizar la obra, para así marcar los trazos. La forma en que se realizó constó de varias etapas: la primera fue la elección y recorte de fotografías de la época, la segunda fue la que se realizó la noche anterior al 29 de mayo en la que se trazó la base de lo que luego fue la tercera etapa: la pintada colectiva del mural.
Esta intervención tiene sentido de profundidad, ya que tiene distintos componentes que se posicionan dentro de la narrativa artística como, por ejemplo, la interposición de los objetos, la perspectiva y el cambio de tamaño de los sujetos o cosas según la posición que se encuentren en el mural. Los colores que se utilizaron fueron en su mayoría blanco, negro y distintas escalas de grises dando alusión a una foto de época.
También se utilizó el color naranja para el fuego y para un cuadro donde se encuentra en un mosaico dibujado un pañuelo, símbolo de la Asociación Madres de la Plaza de Mayo, con líneas verdes que lo rodean en alusión a la lucha feminista: una clara reactualización de luchas que no estaban en el Cordobazo. Luego también se encuentra el logo celeste del Centro Vecinal estampado en la puerta del vehículo Citroën, otro símbolo del Cordobazo. Este mural muestra una gran articulación entre arte y política, a partir de la interrelación de figuras que representan diferentes luchas impresas en una sola imagen.
Es un mural en el que se representa la lucha originada entre el 29 y 30 de mayo de 1969 en la provincia de Córdoba. Una lucha cuyo nacimiento se produjo en el barrio Alberdi, ya que fue uno de los epicentros donde se gestó en mayor medida la resistencia universitaria. Por esto, vemos un aporte importante en relación a lo que es la memoria, ya que se intenta recapitular distintos hechos concretos que pasaron, algunos de ellos más famosos y otros muy invisibilizados; pero el objetivo en conjunto es el mismo, y es que estos acontecimientos quedan manifiestos, expuestos, visibles para la sociedad cordobesa.
Se trata de una intervención en la que se construyó un discurso diferente del Cordobazo, en la que fue posible “organizar la crítica en vista a una construcción diferente del futuro a partir de la articulación de experiencia, memoria y reflexión sobre las luchas del pasado, y de las experiencias de lucha y condiciones de dominación del presente” (Ciuffolini, 2010, p. 43).
En este sentido, una de las imágenes que sobresale es el cartel que dice “Luz y Fuerza” que es sostenido por un grupo de mujeres, este pasacalle es en alusión al sindicato de los trabajadores de la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (E.P.E.C), que en aquel entonces lideraba Agustín Tosco[14]. Dicho gremio, junto a la Unión Tranviarios Automotor (UTA) y el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), fueron los que encabezaron el frente de lucha.
En el mural se puede ver cómo un grupo de mujeres empuña esta bandera, siendo este un dato de relevancia ya que, como mencionamos antes las mujeres fueron invisibilizadas en la historia de esta lucha[15], a pesar de que estuvieron a la par de los varones (a los cuales se les adjudicó como únicos “héroes” o como únicos símbolos que representan al Cordobazo). Esto nos muestra qué es lo que se buscó representar en esta obra, una mirada y mensaje distinto en el que reactualiza esta lucha.
El cambio constante en las interpretaciones de la historia es un factor clave en este mural, por el protagonismo que se le dio a la mujer en esta obra y que anteriormente se invisibilizaba. En efecto, tal y como lo plantea Isla (2003) “esta memoria colectiva, o ‘las representaciones colectivas del pasado’ expresadas en los discursos de los actores, nunca son homogéneas y tampoco estables. Es un fermento que se encuentra en permanente elaboración”. (2003, p. 39).
También hay un mosaico en el que se le imprimió un color naranja junto a un pañuelo, con trazos de color verde: dicho pañuelo es el símbolo de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo[16], símbolo por excelencia de la dictadura más nefasta que transitó nuestro país en los 70’ (además, la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba está también integrada por las Abuelas de Plaza de Mayo Filial Córdoba). Según nuestra interpretación, este mosaico sobresale de la pintura, reforzando y otorgándole más significado a esta lucha.
Estas significaciones tienen que ver con quienes pintaron este mural, en el que se marca una secuencia de la presencia de mujeres: en el Cordobazo durante la dictadura y en el presente con las luchas llevadas adelante por diversos colectivos de mujeres en nuestro país. Como una reivindicación de que las luchas actuales son hijas de las luchas pasadas. Por su parte, las líneas verdes en el contorno del pañuelo fueron puestas allí para resaltar la lucha feminista que representa a la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
“La mujer siempre ha luchado, pero cada vez que vas a los murales, a los monumentos, a las obras, no se las representa. Es como si no hubiera existido la mujer, como si nunca hubieran participado de nada. Algunas insignias las quisimos poner en color, como el pañuelo verde, para resaltar lo que nos parecía importante. Para poner la lucha feminista de aquel tiempo y reactualizarla con la de hoy. Dándole ese papel importante y visibilizando que las mujeres también formaron parte del Cordobazo y que tuvieron un rol importante”. (Entrevista a Muralista 03-03-20).
Esta obra tuvo distintos procesos de realización, pero el más importante es en el que diferentes personas del barrio participaron de la intervención pintando la pared del pasaje.
“La idea era que sea un mural colectivo y participativo de toda la gente de Alberdi. Todo fue tomado así, con este sentido colectivo, porque le da otra potencia al mural, amplía su sentido. Además, generas pertenencia cuando a la persona le decís ‘che, sos parte de esto, vos tenes que pintarlo’, eso hace que después las personas que están ahí quieran cuidar ese lugar. Le van a decir al pibe que va a rayar arriba un graffiti ‘che, acá no’, ahí está esa pertenencia, con esta idea de vos lo hiciste, vos lo vas a cuidar”. (Entrevista a Muralista 03-03-20).
Un espacio de Alberdi muy emblemático y más sobre esta lucha en particular, un lugar que se resignifica todo el tiempo mediante estas representaciones artísticas/históricas. Este mural da cuenta de una reactualización del pasado con la selección de recortes e imágenes que marcan una reinterpretación de la historia, una dinámica necesaria cuando se habla de la memoria. Pero también de una búsqueda de reforzar el sentido de pertenencia, con el proceso que se utilizó para realizar la obra.
Colectivo Pueblo Alberdi: recuperar el espacio mediante lo bello
Fotografía 4: Colectivo Pueblo Alberdi, “Dedicado a la mujer afrocordobesa”.
Fuente: fotografía tomada en Córdoba, en marzo de 2019 por los autores del artículo.
La importancia y las ganas de intervenir artísticamente este pasaje, se ve reflejada en los testimonios de tres de los/as seis integrantes que entrevistamos del colectivo Pueblo Alberdi, creadores/as de los murales que analizamos en este apartado.
(C): “Nosotros cuando empezamos, queríamos intervenir el Aguaducho. Es el espacio del barrio”.
(M): “Todos quieren hacer eso”.
(W): “Es el sueño del pibe pintar el Aguaducho”. (Entrevista a Colectivo Pueblo Alberdi 31-01-20).
El Colectivo Pueblo Alberdi se fue gestando en el año 2016 a partir de reuniones entre estudiantes de arquitectura de la UNC (quienes integraban a su vez la cátedra de Taller de Participación Colectiva) y el Centro Vecinal de Alberdi. Estos encuentros tenían como objetivo central la recuperación de los espacios públicos del barrio, de manera participativa y colectiva, por lo que se pensaron distintas formas de llevarlo a cabo y qué espacios reactivar. Estas mismas formas son algunas de las actividades que luego, y en su etapa de realización construyen y refuerzan una identidad barrial, “una identidad marcada por el espacio físico, pero sobre todo por quienes lo ocupan” (Suárez Egizabal, 2003, p. 788).
Luego de distintas articulaciones, actividades e intervenciones en el barrio[17], el colectivo “Pueblo Alberdi” se terminó de conformar cuando gran parte del barrio participó en el “Festival de la caca”[18], una jornada de lucha en la que se reclamó por las cloacas de distintos barrios de la ciudad. Pero recién en el año 2018 y con la necesidad de seguir recuperando los espacios públicos, es que deciden intervenir el pasaje Aguaducho.
El centenario de la Reforma Universitaria era el impulso necesario para limpiar, acondicionar y “muralear” el pasaje, para que ese espacio se habite. Con la idea de recuperar el espacio, pero también con la necesidad de expresarse, por eso es que se empieza a pensar cómo pintar ese primer mural. Para ello, se intervino la pared, se la revocó y se la pintó toda, para luego muralearla en toda su extensión. Esta fue la primera obra del colectivo Pueblo Alberdi, pintura dedicada a la mujer afrocordobesa.
En este primer mural se utilizó la técnica de pintura a la pared con un formato planimétrico. El color predominante de esta obra es el marrón oscuro, ya que se lo utilizó para retratar la cara y su piel, que es el primer plano de la pintura. Luego se combinan diversos colores que complementan este retrato de la mujer afrocordobesa, en su cara se ven diferentes formas pintadas de color crema y amarillo que acompañan resaltando su rostro y principalmente sus ojos que reflejan la mirada de esta mujer.
El fondo de la obra está pintado con los colores de la whipala, símbolo de las comunidades originarias, colores que también se los relaciona con la diversidad cultural y que es lo que esta obra trata de representar. Los colores que se utilizaron son más bien intensos, ya que las comunidades afro están vinculadas a los colores vivos, “alegres”. Además, según nuestra interpretación, de esta manera la pintada busca tomar más fuerza dentro de este espacio.
El mural “Dedicado a la mujer afrocordobesa”, nombre que le puso el colectivo a esta pintada, representa para nosotros una lucha identitaria oculta por mucho tiempo en la ciudad y en todo el país. Una cultura muy invisibilizada y apartada, que, con esta obra puesta en la pared del barrio, se recupera poniendo en juego la descendencia afro que existe en Córdoba.
Desde nuestra perspectiva, el colectivo Pueblo Alberdi mediante estas intervenciones artísticas buscó hacer visible la lucha de las comunidades afro cordobesas[19]. Con el objetivo de que el espacio se torne, mediante una intervención artística, habitable y agradable para la gente del barrio, esto es: visibilizar las luchas y embellecer el barrio y la ciudad. Esta pintada representa también la diversidad que existe en el barrio, recuperando esa memoria afrocordobesa olvidada y que hace a la historia de la ciudad.
Un proyecto que se ve interpelado por el contexto actual, que marca esa narrativa, dentro de un mural en el que se representa la lucha de la mujer. Pintar una mujer y que esta sea negra le da un sentido más complejo a esa resistencia, porque a la desigualdad histórico-estructural que sufren las comunidades afro en nuestras sociedades, se le suma además las condiciones de violencia y desigualdad, también estructural que sufren las mujeres.
Fotografía 5: Colectivo Pueblo Alberdi, “Dedicado a la niñez originaria”.
Fuente: fotografía tomada en Córdoba, en marzo de 2019 por los autores del artículo.
Esta segunda obra del colectivo Pueblo Alberdi también representa una lucha invisibilizada socialmente, una pintada que se conecta con la anterior por medio de lo multicultural y de la lucha de la mujer, pero que pone su foco en la niñez. El siguiente mural del colectivo está “Dedicado a la niñez originaria”, ubicado a dos metros de distancia del primero dedicado a la mujer afrocordobesa.
Esta obra tuvo la misma modalidad de realización que la anterior: una jornada que se llevó a cabo de manera colectiva y participativa en el transcurso de dos semanas. Estamos hablando de un grupo de personas que financiaba sus propios murales y que acomodaba sus intervenciones de acuerdo a sus tiempos libres, siempre teniendo como nexo al Centro Vecinal para poder intervenir ese espacio público, el pasaje Aguaducho.
En esta intervención se utilizó la técnica de pintura a la pared, en un formato plano sin sensación de profundidad. Al igual que la anterior, es una foto retrato en la que se ve solo la cara de esta niña originaria. Consiste en una pintada en la que predominan los colores negro y naranja. El negro es el color que se utilizó para el pelo de la niña y el naranja para retratar la piel de su rostro, ya que la niña representa a una comunidad indígena del litoral. Podemos ver un brillo en los ojos que hace llevar la atención hacia ellos, como si de alguna manera nos interpela al observarlos, acompañado de una mueca de sonrisa que completa su gesto.
Existen otros colores que integran esta obra, tonalidades de verde con celeste en el fondo que hacen alusión a un bosque o una selva en la que ella se encuentra. La vincha sobre su cabeza tiene un tornasolado que va del naranja al marrón, culminando con dos líneas negras puestas por debajo de sus ojos. Aunque los colores predominantes sean el negro y el naranja, el mural tiene una gama variada pasteles que no son llamativos o resaltan como los del anterior mural, sino que son más bien suaves.
A nuestro modo de ver esta obra representa la lucha de las comunidades originarias que se manifiestan en el barrio, pero que existen en todo el territorio de nuestro país. Así la niña originaria según el colectivo Pueblo Alberdi corresponde a la de una comunidad originaria del Litoral, la comunidad guaraní. No obstante, y teniendo en cuenta el escenario y el contexto en el que se desarrolla, se puede vincular/hermanar esta referencia con la resistencia histórica que viene llevando a cabo la comunidad comechingona del Pueblo de La Toma en el territorio. Es decir, existe un entretejido de luchas que es transversal y que trasciende al barrio.
De esta manera, se pone una vez más en juego la memoria como “un campo de fuerzas, de luchas de poder por inscribir determinados símbolos, y además por el sentido mismo de ellos. De allí que podamos hablar de varias memorias en disputa dentro de un mismo grupo social” (Isla, 2003, p. 43). Además, en esta recuperación de las memorias hay una idea de embellecer la ciudad; es decir, no se trata solamente de visibilizar las luchas indígenas, sino de hacerlo de manera "estética", a la vez que se embellece la ciudad, el barrio. Entonces el mural se transforma en un vehículo que puede articular esas dos dimensiones del arte: la estética y el mensaje.
(H): “Desde la intelectualidad política se subestima la estética. La ven como un vicio burgués, cuando en realidad la estética es el alma para mí. Con esto queríamos recuperar ese espacio que está ahí, que sea más habitable y más agradable para transitarlo, es una forma de recuperar relaciones también”.
(M): “Poder hacer algo que comunique, que tuviera un sentido contestatario en algún sentido velado y al tenerlo a Héctor, que tuviera una estética bella. O sea, que tuviera que ver con lo bello y con la lucha”. (Entrevista a Colectivo Pueblo Alberdi 31-01-20).
Como venimos diciendo en los apartados anteriores, la memoria articula el pasado, el presente y también un futuro. Este último creemos que se ve representado al pintar esta niña originaria, “por estas razones, el pasado es imprescindible para el porvenir, no porque determine las acciones del presente, sino porque es a partir de él que se pueden tomar nuevos caminos” (Ciuffolini, 2010, p. 135).
Caminos en que se integre a la niñez originaria que en la actualidad es postergada y violentada, nuevos recorridos en los que exista un reconocimiento de lo indígena en las nuevas generaciones. Una lucha que se expresa en la pared de Alberdi con este mural, haciendo público un mensaje de que es importante visibilizar, resistiendo mediante el arte estos avasallamientos culturales y de género.
(F): “Para mí la cuestión de género está presente, nadie lo sufrió más que las originarias y las negras en la época de la colonia y con el Estado argentino mismo, que fue más cruel que la colonia en muchos aspectos. (…) Hasta incluso, se representa la cuestión de la niñez, basta ya del discurso este de que los niños y niñas van a ser el futuro. La niñez es el presente y como vos trates a un niño, es cómo van a ser los hombres y las mujeres del mañana”. (Entrevista a Colectivo Pueblo Alberdi 31-01-20).
Se representan así luchas en el espacio público que emergen de resistencias actuales, pero que muy pocas veces han sido pintadas en las paredes del Pasaje Aguaducho. Aquí existe una novedad en relación a las luchas que se plasman, el colectivo con estas intervenciones diversifica el campo de las luchas a representar. Esto tiene que ver con el contexto actual de reemergencia indígena y de visibilización y fuerza del movimiento feminista en los últimos años en nuestro país.
Con todo ello, estos murales son resultantes de varias jornadas colectivas de intervención artística, en las que se habló y se hizo partícipe a la gente del barrio, primero para pensar qué se iba a pintar y luego para llevar a cabo el mural. Así, en estas intervenciones se puso en juego, tanto la identidad como la pertenencia barrial mediante el arte urbano.
Podemos decir entonces que la identificación con el barrio mediante la subjetividad puesta en los murales, se da mediante las relaciones entre sujetos y sujetos y cosas.
Club Atlético Belgrano: de lo deportivo a lo cultural-social
Fotografía 6: “La 17”, “Bienvenidos al barrio más popular”.
Fuente: fotografía tomada en Córdoba, en marzo de 2019 por los autores del artículo.
Este mural se ubica entre la intersección de la Costanera Mestre y la calle Hualfin, sobre un muro que se encuentra al frente de la “Isla de los Patos”. Esta arteria de la ciudad tiene un tránsito de vehículos fluido y constante: sobre todo los días en el que el estadio Julio César Villagra (llamado popularmente “El Gigante de Alberdi”), alberga a los hinchas del Club Belgrano. Es importante destacar que años atrás esta era la entrada de la hinchada visitante.
Esta obra se creó en abril de 2015, en una jornada que duró dos días y que tuvo una duración de entre 8 y 10 horas de trabajo cada una. En este primer mural se utilizó la técnica de pintura a la pared, son dos colores los que pregonan en el mural: el celeste y el negro, los cuales representan a Belgrano en mayor medida. El que más resalta es el celeste, ya que son las letras las que están rellenas de ese color. Por su parte, el negro es utilizado de fondo para poder identificar de mejor manera las letras que lo superponen.
En esta obra se pintó la frase: “Bienvenidos al barrio más popular”. Esta frase hace alusión como a una “puerta de entrada” a la cancha y al barrio; la palabra “Bienvenidos” es clave, pues es una invitación de ingreso a sus hinchas, pero no solo a la cancha sino a Alberdi mismo. Por su parte, la frase “barrio más popular” admite, desde nuestro punto de vista, a la identidad del barrio que se construyó a través de todas las luchas e instituciones que se fueron forjando con el correr de los años y en consonancia con sus habitantes, que son en su mayoría estudiantes y obreros.
“Esta frase está hecha por lo que es el barrio. Es una barriada con muchos habitantes, en la que se generan vínculos entre vecinos/as. Además, es cosmopolita, porque acá vivimos personas de diferentes culturas y colectividades[20], pocos barrios en la ciudad tienen eso...”. (Entrevista a Muralista 12-02-20).
Es común que los habitantes de Alberdi y “los hinchas de Belgrano en general se autodefinan como parte "del barrio más popular", con una fuerte identidad colectiva y un arraigado sentido de pertenencia que se hace visible no solo en los cánticos, sino también en los murales” (Barrera y Supertino, 2014, p. 50). Asimismo, los hinchas y socios del club destacan continuamente la historia y la identidad del “barrio popular”, ya que la institución lleva a cabo con frecuencia actividades para que los hinchas, así como también toda la comunidad de la zona[21], mantengan vigente la historia del barrio y sus luchas[22]. En suma, los fundamentos por los cuales han pintado la frase de este mural se basan en una fuerte relación entre los conceptos de identidad y memoria de los sujetos que producen y reconstruyen dichos sentidos en las paredes.
Fotografía 7: “Transtocadxs”, “Pepa Gaitán, Hincha Pira7a”
Fuente: fotografía tomada en Córdoba, en marzo de 2019 por los autores del artículo.
Esta obra se ubica en una de las paredes del “Gigante de Alberdi”, sobre la calle Arturo Orgaz, más precisamente en la puerta N° 1085 del estadio. Una intervención artística y colectiva, que se realizó un sábado 28 de marzo de 2015. El mural fue ideado y creado por el colectivo “TransTocadxs”: un proyecto de “artivistas” feministas, anti-represivas y de disidencia sexual, que de 2011 a 2017 intervino de diversas maneras y lenguajes artísticos la ciudad de Córdoba. Este mural se llevó a cabo en distintas jornadas que se dividieron en la recolección de los mosaicos, el armado de la figura y en la ejecución del mural mismo, que duró entre 12 y 14 horas.
Este mural fue realizado a través de una combinación de estilos, el rostro retratado de “La Pepa” se realizó con la técnica de mosaiquismo, que consiste en la unión de distintos tipos de trozos de mosaicos para lograr la figura que se desea representar. La otra técnica utilizada fue la del esténcil, en la que se grafican palabras a través de una plantilla moldeada. En este caso se puede ver la frase: “Pepa Gaitán Hincha Pira7a”, la cual se distribuyó con aerosol por encima, para que refleje en la pared la imagen de la plantilla. Para las frases se utilizó el color negro al igual que la cabellera del rostro; luego en los mosaicos distribuidos en la cara se nota un tono claro para piel y el color celeste en el cuello de la remera, que hace alusión a los colores de la camiseta del Club Atlético Belgrano.
La elaboración del mural fue de manera colectiva y participativa entre los miembros de la organización, familiares de la víctima y vecinas/os que se sumaron a la iniciativa. El día en que se realizó el mural, se cumplía el 5to año del asesinato de Natalia “La Pepa” Gaitán, fusilada por el padrastro de su novia en 2010[23]. Este crimen de lesbofobia sucedió en la vereda de la vivienda de la novia de “La Pepa”, que luego de una discusión este hombre la ejecutó. Fue tan masiva y representativa esta lucha que se nombró el día de su homicidio, el “Día Nacional de la Visibilidad Lésbica”. Desde ese día, “La Pepa” Gaitán se transformó en una figura emblemática para la comunidad lésbica de nuestro país.
El colectivo “TransTocadxs” para poder visibilizar esta lucha, decidió articular con el Club Belgrano, para poder intervenir una de las paredes del estadio, ya que “La Pepa” era ferviente hincha del club. Esta lucha interpretamos que se amplía al intervenir este espacio, ya que no es cualquier lugar, sino que es el “Gigante de Alberdi” el que tiene impreso este símbolo de la comunidad lésbica de nuestro país.
“Pensamos que como la Pepa era una ferviente hincha pirata, las paredes de la cancha de Belgrano serían un lugar perfecto para activar ese recuerdo ahí. Además, quisimos realizar un duelo colectivo, al mismo tiempo que una celebración de esa vida particular. Una forma de visibilización identitaria colectiva que busca así desde la política una denuncia contra las presiones sociales heteronormativas que nos oprimen”. (Entrevista a Muralista 16/09/20).
Según nuestra perspectiva, estas prácticas generan un sentido de pertenencia en los actores, haciéndolas visibles para los habitantes del barrio que conviven con estos espacios públicos. Pero también, en este caso particular, con la masiva hinchada que visita las inmediaciones del estadio, visibilizando estos discursos a muchas más personas a través del arte.
A modo de cierre puede decirse que: las diversas historias de lucha que se comunican a través del muralismo en Barrio Alberdi surgen de la participación colectiva, en las que organizaciones sociales e instituciones incentivan mediante prácticas comunicativas-artísticas a las/os vecinas/os a co-construir una identidad y una memoria colectiva ¿Cómo es que suceden estas intervenciones? ¿Qué es lo que se busca representar en cada espacio del barrio? Luchas sociales pasadas y presentes, que impulsan la creatividad de los sujetos colectivos haciendo visibles historias del barrio, que representan resistencia y que se nutren de la pertenencia que generan.
Interpretaciones de una realidad que construyen los sujetos y los identifica con los demás, apoyados en prácticas comunicativas en las que se desprenden del olvido: instancia a la que nunca quieren llegar y menos cuando se habla de un espacio que resistió tantos ataques a su identidad. Dando cuenta, de que antes de constituirse como Barrio Alberdi, existieron momentos de luchas y resistencia que fueron destruyendo y marcando las distintas formas de vivir y compartir. Por ello, es que las luchas sociales se representan en los murales a través de la memoria para reconstruir una pertenencia. Dimensiones que logramos identificar con el aporte de los creadores de estos murales y que expresamos en este trabajo de investigación.
Lo que podemos destacar de todo este recorrido, es que el barrio Alberdi es un tejido social compuesto por distintas organizaciones e instituciones que construyen su identidad barrial y su forma de habitar el espacio público. Para identificar estos mensajes impresos en los murales y poder llegar a estas representaciones, nos fue necesario conocer estas distintas historias e interpretaciones que le dan voz a sus luchas mediante el arte.
Una pregunta que nos parece relevante hacernos es: ¿Cómo serían esos espacios sin estas intervenciones artísticas? Consideramos que Barrio Alberdi no sería el mismo sin estas expresiones artísticas, ya que las mismas tienen dos claros ejes que hacen al barrio. Una es reforzar la memoria colectiva de distintas resistencias que toman voz en lo público construyendo allí una identidad barrial y, por otro lado, el embellecimiento de los espacios con el objetivo de recuperarlos para la comunidad.
¿Qué otras historias se representan hoy en las calles de Córdoba? ¿Qué otros barrios de esta ciudad utilizan estas prácticas comunicativas-artísticas para representar su identidad y memoria colectiva? Estas son dos de los tantos interrogantes que se desprenden de este artículo y que ojalá podamos responder en otro momento. La realidad nos permite soñar con estas nuevas líneas de investigación, que emergen de la sabida existencia de otros barrios-pueblo que seguro están igual de cargados de distintas historias y personas totalmente diversas a Barrio Alberdi, pero que seguro también en algo se asemejan.
Este trabajo sin dudas nos posiciona dentro de Córdoba con otra mirada: una más reflexiva, que da cuenta de la cantidad de procesos, experiencias y construcciones que día a día han fomentado y fomentan las personas dentro de sus territorios. Historias que no están porque sí, sino que los sujetos las brindan a cualquier persona que quiera conocerlas e interpretarlas. Los murales que existen en los barrios del mundo, directamente nos cuentan de las personas que lo habitan, actores que buscan contar su mirada de lo que han vivido y de lo que proyectan en común.
Referencias bibliográficas
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Fuentes
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La nueva mañana de Córdoba (20 de octubre de 2016) “Vecinos realizan el segundo Festival de la Caca frente a la Muni. Disponible en: https://lmdiario.com.ar/contenido/2074/vecinos-realizan-el-segundo-festival-de-la-caca-frente-a-la-muni
Marconetti, D. (2016). “Quieren un espacio vivo alrededor del cementerio” en La voz del interior. Disponible en: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/quieren-un-espacio-vivo-alrededor-del-cementerio
[1] Fecha de recepción: 12/06/2021. Fecha de aceptación: 30/06/2021
[2] Periodista Profesional (Colegio Universitario de Periodismo). Licenciado en comunicación social (C.U.P - Universidad Católica de Santiago del Estero)
[3] Periodista Profesional (Colegio Universitario de Periodismo). Licenciado en comunicación social (C.U.P - Universidad Católica de Santiago del Estero).
[4] Luego de la construcción del Cementerio San Jerónimo en 1843, momento en el que se desplaza a las comunidades indígenas de gran parte del territorio en el que habitaban, el Estado municipal vuelve a reducir aún más el Pueblo La Toma. De esta manera se terminaron de definir los límites con los que ahora conocemos a los barrios de Alberdi y Alto Alberdi. A esta nueva reducción se la denominó como Pueblito La Toma. Tal y como explica Palladino (2014) “en los relatos de Comechingones aparece con frecuencia la expropiación y el desalojo ocurrido a partir de la década de 1880. En este momento se empiezan a materializar las políticas de las leyes de tierras en la Ciudad de Córdoba” (p.83): políticas públicas que justificaban mediante la quita de derechos, la “modernización” de la ciudad.
[5] Por ejemplo, Natalia Pinochet Cobos (2009) estudió el muralismo en Chile, e identificó a Los Brigadistas como un “movimiento artístico, político y popular que supo identificar los muros como una herramienta de expresión y pertenencia, y que encontró en el color y en la imagen pública un mecanismo de difusión igualitario y provocativo” (p. 4). Fundamentalmente, en tiempos de la dictadura chilena, el muralismo se constituyó en la expresión de resistencia y lucha social.
[6] Fükelman y Zussa (2014) analizan al muralismo y la lucha de género que realizan en la ciudad de La Plata el Colectivo de Artistas Independientes y la agrupación feminista “Las Rojas”. Una lucha que según las autoras se plasmó en acciones reales y virtuales para visibilizar, tres casos específicos de femicidios sucedidos en la capital bonaerense.
[7] Dicho proyecto generó luego la publicación del libro “Alberdi no está en venta”, en el que sus autores/as afirman que el objetivo del proyecto fue “contribuir al proceso de construcción colectiva y participativa de conocimiento en torno a las identidades barriales, definición/usos del concepto de patrimonio y territorialidades presentes en barrio Alberdi; haciendo foco en el reconocimiento de las vecinas y los vecinos”.
[8] Como la presentación del libro “El corazón sobre sus ruinas; crónica de una reforma que fue revolución” de Taborda Varela. Obra de ficción que relata, con hechos y voces de protagonistas, aquel movimiento estudiantil que arrancó en septiembre de 1917 y culminó un año después en 1918 (J. C. Taborda Varela, 2018).
[9] La UNC fue fundada en 1613 por los jesuitas de la Compañía de Jesús y por más de dos siglos fue la única universidad del país: por esto es que la ciudad de Córdoba tiene el apodo de “La Docta”. En la actualidad, su enseñanza es libre, gratuita y laica.
[10] El club además gestionó distintos murales desde su área de cultura junto a otras organizaciones del barrio y ha participado de este mural en específico. Véase en esta publicación realizada en la página web oficial del club, en la cual se invita a la inauguración del mural colectivo que fue acompañado con una presentación en el “Gigante de Alberdi” de la Orquesta Sinfónica de la UNC: https://www.belgranocordoba.com/noticia-belgrano/3241/
[11] Actualmente el día que se celebra la Reforma Universitaria es el 15 de junio, fecha en la que se concretó la primera huelga estudiantil.
[12] Proclamación del movimiento de reforma universitaria realizado el 21 de junio de 1918.
[13] Organización político social integrada por diversas organizaciones de derechos humanos de la provincia, como Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S., centros de estudiantes, etc.
[14] Principal referente del Cordobazo el cual fue apresado y condenado a ocho años de prisión por un tribunal militar a causa de la participación en esta lucha.
[15] Un ejemplo de ello, es este libro que da cuenta de aquella invisibilización y cuenta estas "otras historias": https://www.lavoz.com.ar/numero-cero/mujeres-en-el-cordobazo-ellas-siempre-estuvieron
[16] Organización que se creó en 1977 con el objetivo de encontrar a los niños/as apropiados/as y cuyas identidades fueron sustituidas en la última dictadura acontecida en Argentina.
[17] “Los estudiantes Camilo Torres y Walter Pallela tomaron parte de esos talleres participativos y, en el marco de esos encuentros colectivos, plantearon su tesis de grado para la carrera de Arquitectura la puesta en valor del espacio verde de esa zona de la ciudad” dice la nota del diario La Voz. Disponible en: https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/quieren-un-espacio-vivo-alrededor-del-cementerio
[18] Un festival que tuvo dos ediciones en el 2016 y en el que alrededor de quince barrios de la ciudad le reclamaron las obras y cambio de cañerías troncales de cloacas al municipio. La primera jornada se realizó en el mes de abril y la segunda en el mes de octubre. Disponible en: https://lmdiario.com.ar/contenido/2074/vecinos-realizan-el-segundo-festival-de-la-caca-frente-a-la-muni
[19] Desde el año 2009 a esta parte han surgido diferentes organizaciones que buscan reivindicar la cultura afro y su presencia en la ciudad. Un ejemplo de esto es el Instituto de Presencia Afroamericana (IPA) conformado dentro del Instituto de Culturas Aborígenes (ICA), con sede en Alberdi.
[20] De acuerdo a los distintos procesos de recambio poblacional que ha vivido el barrio hasta el día de hoy y “a pesar de las tendencias expulsógenas de la zona céntrica, Alberdi sigue siendo el barrio con mayor concentración de población de origen peruano de la ciudad” (Boito y Michelazzo, 2015, p. 8).
[21] Disponible en: https://www.belgranocordoba.com/noticia-belgrano/1320/
[22] Disponible en: https://www.belgranocordoba.com/noticia-belgrano/934/
[23] Al año siguiente del asesinato la justicia cordobesa determinó que no hubo indicios de violencia de género, aunque hubo una gran cantidad de pruebas que iban en contra de ese veredicto. Desde ese momento se generó un gran movimiento de resistencia en contra del odio hacia las lesbianas, que fue muy importante para la comunidad.