Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos

N° 7 Año 2018. ISSN: 2525-0841.

http://criticayresistencias.com.ar

Edita: Colectivo de Investigación El Llano en Llamas

Hegemonía neoliberal y estrategias feministas: imaginarios emancipatorios en disputa

Fidel Azarian[1], Martin De Mauro Rucovsky[2] y Natalia Martinez[3] 

Una red, un movimiento, un conjunto de alianzas disímiles, una marea, un aquelarre, una jauría o una organización estructurada. Los feminismos y los activismos de disidencia sexo-genérica son, sin lugar a dudas, actores políticos fundaFidelmentales que moldean muchas de las disputas y debates públicos en nuestro presente histórico. Son las pibas y las abuelas de los pañuelos, son las viejas y las nuevas, son las travas y las tortas, son las conmocionadas bajo el signo del #niunamenos, las que pararon un 8M, las que se pusieron glitter y los pañuelos verdes por la interrupción voluntaria del embarazo, son los feminismos y las disidencias que se han constituido en gramática social de una época.  

Movimiento oceánico, de amplitud longitudinal y de retracción espumosa, o una fuerza corporal que produce oscilaciones sísmicas, que hace temblar las estructuras sociales y culturales más arcaicas y da cuenta de los reacomodamientos más conservadores. Renovación generacional, con un lenguaje, un modo de organización política y una estética propia, pero más aún, una ola expansiva y un efecto contagio que ha demostrado una capacidad inusitada de movilización. Movimiento social, cultural y político que no ha dejado de evocar una trayectoria histórica y de experiencia acumulada, o una cierta memoria de las luchas precedentes: el legado de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la tradición de la disidencia sexual y la irreverencia genérica de gays, lesbianas y trans, los Encuentros Nacionales de Mujeres y la pluralidad de activismos feministas, la trayectoria popular del peronismo y la experiencia militante de las izquierdas, las luchas autonomistas, de las organizaciones piqueteras y asamblearias ligadas a la crisis del 2001.

Con una gran capacidad de absorción demográfica y una porosidad cultural que se impregna en los lenguajes públicos, la marea verde y violeta ha producido una renovación expansiva de imaginarios y narrativas en distintos órdenes, que abarcan desde organizaciones políticas y sociales tradicionales –sindicatos, partidos, movimientos religiosos y organizaciones populares de base– hasta modelos epistemológicos en la producción de conocimiento y querellas por los modos de producción y de extracción de valor. Como llegan a sugerir los trabajos que aquí se presentan, la irrupción de los feminismos trae consigo nuevos interrogantes, otras maneras de indagar y analizar: ¿qué implicancias tiene una lectura feminista de obras canónicas de la teoría política y social contemporánea, como la que hace Silvia Federici a Michel Foucault?, ¿qué desplazamientos teóricos y epistémicos produce el análisis de la estatalidad y de las políticas públicas en clave feminista?, ¿cómo se transforman los clásicos métodos y técnicas de investigación social una vez que incorporamos una perspectiva de género en el abordaje de los fenómenos estudiados?, ¿cómo ejercitar la visión para identificar opresiones sexo-genéricas en las dinámicas socioeconómicas del capitalismo contemporáneo?, ¿cómo afectan los discursos neoliberales las prácticas sexo-afectivas?, ¿cómo narrar las memorias de prácticas homo-eróticas subversivas?, ¿cómo inciden los distintos tipos de desigualdades en las posibilidades de cuestionar y transformar las normas de género dominantes?, ¿qué estrategias de resistencia despliegan las organizaciones y activistas feministas para disputar derechos para las mujeres en el campo jurídico?, ¿podemos imaginar la experiencia corporal del aborto como una práctica espacial subversiva?, ¿cómo puede contribuir el feminismo a una “ecojusticia multiespecie”?

En definitiva, lo que vienen produciendo los movimientos feministas y de la disidencia sexo-genérica es una politización expansiva que desafía la mecánica neoliberal en curso, pero en un sentido transversal: por un lado, accediendo al nivel de macropolíticas estructurales y de una mayor visibilidad institucional –como una escala molar–; por otra parte, en el terreno micropolítico de las subjetividades, los deseos y las prácticas vitales –como una escala molecular–. “Lo personal es político”, como lema casi por antonomasia de los feminismos, viene produciendo un desbordamiento de los cauces conocidos del hacer y pensar en política, del actuar y verse afectada/o por una práctica de poder, escenario que no deja de sorprender y conmovernos. Ahora bien, ¿estas transformaciones significan que no hay diferencias al interior de los imaginarios feministas?, ¿que existe una articulación inmediata con y entre los activismos de la disidencia sexual?, que si el futuro es feminista, ¿todas/os esperamos lo mismo?

Los artículos de Scasserra, Echavarri, Sokolovska y Cabrera, Reyes Tejada, Hernández Galván, De Oliveira Junior, Heredia Baek, Monte, Siskindovich, Gálligo Wetzel; las reseñas de San Pedro y Commerés Benejam, las entrevistas a Gago y Barrancos y la conferencia de Sánchez con comentarios de Monte y Manzo que aquí presentamos sugieren que, a pesar de las tensiones entre los imaginarios y tradiciones políticas que sostienen a los múltiples y diversos activismos que se identifican como “feministas” –pluralidad que alcanza las prácticas, tácticas y estrategias que cada una/o prioriza en las luchas en las que se inscriben– se ha ido instalando un “sentido común feminista” en términos contrahegemónicos, que claramente está poniendo en crisis al orden heteropatriarcal vigente. La masividad de las movilizaciones convocadas desde los feminismos en la actualidad es un síntoma de este efecto virósico o de contagio al que nos referíamos con anterioridad. En Argentina, el “feminismo” es una categoría identitaria en la que se están inscribiendo una multiplicidad de luchas y demandas políticas, de manera inconcebible una década atrás: el sindicalismo, las Madres de Plaza de Mayo, el movimiento nacional y popular liderado por Cristina Fernández, los movimientos territoriales de base y las organizaciones de la economía popular, los distintos partidos políticos y organizaciones no gubernamentales.

Los actos colectivos y las figuraciones de los feminismos están mostrando incluso otro imaginario social de justicia y reparación: la solidaridad, la sororidad y la zorroridad, el cuidado, la fuerza común, una enunciación colectiva y la postulación de una idea que va más allá de la denuncia individual y su lengua mediático-policial, porque ponen en cuestión los principios en los que se sostienen: #yotecreohermana, #noesunloco, es todo el sistema patriarcal, #mirácómonosponemos, #vivasnosqueremos, #niunamenos… Sus repercusiones traspasan las fronteras del estado-nación y las luchas se acoplan y fortalecen entre sí de manera inusitada, formulando quizás una nueva concepción del conocido internacionalismo enarbolado por las izquierdas, tal como señala Verónica Gago en su entrevista. Aún así, como se advierte si comparamos su lectura de la actualidad con la de Dora Barrancos, encontramos que hay lugar para interpretaciones disímiles, incluso contradictorias, sobre la potencialidad y los desafíos al que nos enfrenta el escenario aludido. ¿Qué implicancias tiene el sostenimiento de las banderas feministas, al menos las más reconocidas –aborto, violencia de género– en la configuración de mayorías electorales?, ¿cuáles son las posibilidades, en términos de la obra de Laclau y Mouffe, de articular equivalencias a partir de los feminismos?, ¿cómo se erigen sus fronteras y constituyen sus adversarios?

En este terreno de disputas, creemos que tampoco son unidireccionales los procesos de subjetivación que los feminismos están posibilitando. Porque, si por un lado, como señala Gago, “el neoliberalismo actual propone dos modelos de subjetivación: o sos víctima o sos empresaria de vos misma”, no está claro que los feminismos están exentos de replicar esa misma configuración: pensemos en el enfoque victimizante del Instituto Nacional de las Mujeres y de algunas iniciativas y campañas –gubernamentales y no gubernamentales– en torno a la violencia de género o en las retóricas liberales que se actualizaron en el debate por la despenalización del aborto. ¿Cuáles son, entonces, los imaginarios y las narrativas que ponen a circular los feminismos y las disidencias hoy frente al monolingüismo neoliberal y su deriva neoconservadora?, ¿dónde radica su potencia para desbaratar la racionalidad neoliberal, sus modos de subjetivación y sus efectos más nocivos?, ¿cuál es la sintaxis que se reactiva como contraofensiva militar, financiera y religiosa y que está respondiendo a la fuerza del feminismo y de la disidencia sexo-genérica?

Es necesario plantearse todas estas preguntas en un escenario de reconfiguración del sistema capitalista mundial, que supone una compleja articulación entre racionalidades políticas neoliberales y neoconservadoras. Frente a la nueva intensidad que adquiere esta hegemonía en Latinoamérica, los feminismos y activismos de disidencia sexo-genérica se multiplican bajo potentes prácticas de resistencia y se constituyen en laboratorios de experimentación política, ya no sólo frente a las relaciones hetero-patriarcales, que históricamente han sometido a las mujeres, tortas, travas y trans –como se erigió el colectivo el último 8M–, sino frente a toda violencia machista, heterosexista, racista, colonial y capacitista. Si bien estas apuestas políticas e intelectuales podrían ser leídas como cuestionamientos particulares, dispersos, fragmentarios o discontinuos, su potencia radica en su capacidad de actualizar y articular contenidos históricos y lenguajes políticos marginados, descalificados, desechados por la hegemonía neoliberal-neoconservadora. El propósito de este dossier ha sido registrar y poner en discusión estas prácticas de resistencia –sus legados, herencias y desafíos–, no sólo desde la creatividad política que traen a escena, sino también desde su heterogeneidad constitutiva. Nuestra propuesta busca recuperar la diversidad y complejidad de lenguajes políticos, modos de subjetivación politizantes, imaginarios emancipatorios y prácticas de resistencia desde los activismos feministas y de la disidencia sexo-genérica. Pero también buscamos acompañar estas luchas y hacerles preguntas, contribuyendo a su fortalecimiento en el marco de la construcción de un proyecto político alternativo.  

Nota editorial

Fidel Azarian, Martin De Mauro Rucovsky y Natalia Martinez


[1] Becaria Doctoral CONICET. Investigador del Colectivo de Investigación “El Llano en Llamas” (UNC-UCC).

[2] Becaria Doctoral CONICET. Investigador del FemGes (UNC).

[3] Investigadora Asistente CONICET. Investigadora del  FemGes (UNC).