Cuerpos y espacio urbano: escenas de movimiento y fijación en la ciudad contemporánea[1]

Bodies and urban space; scenes of movement and fixation in the contemporary city

 

Eliana Isabel Abraham[2]

 

Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-No hay restricciones adicionales 4.0 (CC BY-NC 4.0)

 

Resumen

Este escrito pretende establecer claves de lectura analíticas que ligan cuerpo y espacio urbano para la comprensión de determinadas tendencias espaciales observadas en una ciudad intermedia argentina. Para ello, nuestra estrategia expositivo-argumentativa está conformada por tres momentos estructurantes. En una primera instancia, presentamos una revisión de las relaciones entre cuerpo y ciudad desde los aportes teóricos de Richard Sennett presentes en la obra “Carne y Piedra” (1992). Su mirada nos permite observar la producción de ciertas sensibilidades con la forma en que es pensado y planificado el espacio a partir de políticas que intervienen en la modulación de la piedra. En un segundo momento, y en diálogo con lo anterior, esbozamos la noción de “cuerpos de clase” para una aproximación en clave materialista en torno a determinadas escenas locales que muestran la articulación sensible que liga el par cuerpo-ciudad. La exposición de estas escenas nos permite seguir tensionando ciertas maneras de “hacer ciudad” caracterizadas por tendencias de fijación y movimiento de los cuerpos de clase en el marco de las transformaciones aceleradas de las ciudades contemporáneas.

 Palabras clave: Ciudad, cuerpo, políticas

 

Abstract

This paper intends to establish analytical reading keys that link the body and urban space for the understanding of certain spatial trends observed in an Argentine intermediate city. For this, our expository-argumentative strategy is made up of three structuring moments. In the first instance, we present a review of the relationships between body and city from the theoretical contributions of Richard Sennett in the work "Flesh and Stone" (1992). His look allows us to observe the production of certain sensibilities with the way in which space is thought and planned based on policies that intervene in the modulation of stone. In a second moment, and in dialogue with the above, we outline the notion of "class bodies" for an approach in a materialist key around certain local scenes that show the sensitive articulation that links the body-city pair. The exhibition of these scenes allows us to continue stressing certain ways of "making the city" characterized by trends of fixation and movement of class bodies within the framework of the accelerated transformations of contemporary cities

Key words: city, bodies, politics

 

Introducción

Las relaciones entre el cuerpo y el espacio urbano han sido problematizadas por distintas perspectivas en el interior de las Ciencias Sociales[3]. Ya en el siglo pasado, algunas contribuciones de la Escuela de Chicago permitieron explorar estos enlaces teniendo como encuadre general el aceleramiento de las dinámicas urbanas, la estandarización de las formas de comportamiento social así como la mercantilización de los modos de vida de las clases en las transiciones del campo a la ciudad durante el desarrollo de la vida moderna. Al decir de estas transformaciones, Simmel (1985) refiere a una “intensificación de la vida nerviosa” del citadino arrojado a su suerte a una serie de imágenes, percepciones, sonidos y objetos que se suceden incesantemente frente a sus ojos. La “gran ciudad” - como la define- moldea un cierto tipo de actitud del cuerpo que involucra una sensibilidad especial caracterizada por distancias y proximidades impersonales que hacen que “no conozcamos ni de vista siquiera a vecinos que habitan desde hace años nuestro edificio (...) hay detrás de esta reserva visible una ligera aversión, un sentimiento de extrañeza y de repulsión a los otros” (Simmel, 1985, p. 4). La figura del hombre blasè materializa esta atomización límite de la sensibilidad de aquel que ya no percibe la diferencia sino que “nada” en carriles constantes de circulaciones móviles. Este tipo de sensibilidad anestesiada corresponde el corolario del “reflejo subjetivo de la economía monetaria en su apogeo (...) se convierte en el más aterrador de los igualadores y roe irremediablemente el corazón de las cosas, su individualidad, su valor específico, su originalidad” (Simmel, 1985, p. 4). Así, para Simmel “la gran ciudad” produce disociaciones en los marcos de proximidad y distancia de los cuerpos que habitan las metrópolis. Estas transformaciones sensitivas ya sea en las formas de percibir el propio cuerpo, y en las relaciones posibles con otros, se relacionan con las maneras en las cuales son pensados y planificados los espacios. Es decir, involucran un modelamiento de los marcos socio-espaciales en donde construimos nuestros modos de vida, posiciones y disposiciones, haceres y sentires con otros sujetos en el marco de un determinado modelo productivo cuyas expresiones son, fundamentalmente urbanas. Si existen correspondencias entre las formas de ser y estar en lo urbano con la configuración material que asumen las ciudades, nos preguntamos: ¿De qué manera pensar estas articulaciones desde/en una perspectiva materialista que recoja estas relaciones sensibles entre el cuerpo y la ciudad?

Este escrito pretende revisar algunas claves de lectura posibles en torno al cuerpo, en tanto categoría analítica, así como sus posibles modos y anclajes en lo urbano[4]. Dichas búsquedas responden a caminos interpretativos de indagación que atraviesan el desarrollo de investigaciones empíricas en curso, a partir de las cuales fuimos problematizando escenarios urbanos concretos. En estas pesquisas observamos la configuración de distintas tendencias socio-urbanas que marcan formas determinadas de pensar y producir la ciudad contemporánea. Allí la pregunta por el cuerpo y la sensibilidad evidenciaron un lugar clave donde pasar a mirar las implicancias sensibles de las transformaciones espaciales en nuestras ciudades de estudio[5]. En este sentido, la construcción y emplazamiento de grandes obras de infraestructura, la colocación de nuevos carriles de circulación en rutas y autopistas así como la aplicación de modernos dispositivos digitales de control de los desplazamientos, constituyen algunas de las intervenciones en las urbes en un contexto de profundos procesos de mercantilización y mediatización de las formas de ser y estar juntos (Boito & Espoz, 2014). En este marco, algunos diagnósticos locales de investigación refieren a la progresiva configuración de “entornos de vida, en los que el principio de separación organiza las experiencias urbanas contemporáneas: comer, vivir, consumir, recrearnos, circular, entre los mismos en un sentido de clase” (Boito & Myers, 2021, p. 32). Círculos y trayectos que se definen construyendo carriles diferenciados en configuraciones urbanas fragmentadas por políticas que tejen y destejen las tramas profundas de lo social. De ahí entonces la pregunta por el cuerpo en el espacio que retorna una y otra vez para desanestesiar y reconocer las profundas articulaciones entre el cuerpo- estos cuerpos- y los modelamientos de la piedra que fundan y erigen a las ciudades contemporáneas.

Siguiendo estos puntos de partida, este escrito busca contribuir a este objeto inquietante y dinámico como la ciudad a partir de una clave de lectura que se inscribe en/desde el cuerpo. La estructura expositiva-argumentativa que utilizamos se conforma de la siguiente manera, en un primer momento, proponemos realizar una revisión de las relaciones entre cuerpo y ciudad desde los aportes teóricos de Richard Sennett presentes en la obra “Carne y Piedra” (1994). Allí establecemos algunos recorridos guiados por el autor para revisar los enlaces que articulan al cuerpo con el modo de producción y planificación del espacio urbano. En un segundo plano, y en diálogo con lo anterior, proponemos la noción de “cuerpos de clase” que nos permite reconocer la configuración clasista de  la ciudad en una trama de posiciones/disposiciones diferenciales. Por último, ofrecemos escenas urbanas de un tiempo presente en el marco de las transformaciones de una ciudad intermedia argentina. Así, en la relación tensiva entre el espacio/cuerpos de clase pretendemos evidenciar el carácter conflictual del modo de producción de lo urbano en la ciudad. Al mismo tiempo, contribuir a los aportes establecidos entre los Estudios Urbanos y cierta “Sociología del cuerpo” destinada a la comprensión de los cuerpos en lo urbano.

 

Posiciones y disposiciones de los cuerpos de clase en la ciudad

En su libro “Carne y Piedra” (1994), Richard Sennett construye una “historia de la ciudad contada a través de la experiencia corporal de las personas: cómo se movían los hombres y mujeres, que veían y escuchaban, qué olores penetraban en su nariz.” (Sennett, 1994, p. 17). Más que proponer un “catálogo histórico de sensaciones físicas” - al decir del autor- se encarga de observar de qué manera ciertos problemas asociados al cuerpo se encuentran emparentados con la planificación estratégica de las ciudades. En cierta forma, aquellas privaciones sensoriales características de este “hombre blase” del que hablaba Simmel, están asociadas a modelos urbanísticos que responden a una racionalidad expresada en la diagramación de los planos y mapas donde se asienta el ordenamiento de las piedras.

Partiendo desde la antigua Atenas hasta la configuración de una Nueva York multicultural y diversa, recorre distintas ciudades emblemáticas en determinados momentos específicos de su historia tales; como la construcción de un monumento, la apertura de nuevos circuitos de calles, la remodelación de edificios, así como la instalación de novedosas modalidades de transporte que incidieron en las formas de vivenciar y desplazarse en el espacio[6]. Allí ciertas nociones ligadas al movimiento y a la circulación de la sangre incidieron en las ideas que rodean a la planificación de las ciudades casi en consonancia con el surgimiento del capitalismo moderno. Así, las asociaciones entre la libertad de los corpúsculos y pulsos sanguíneos con el movimiento de bienes y mercancías del capital circulante introdujeron transformaciones en las lógicas que estructuran las relaciones entre el cuerpo y la ciudad. Alhomo-economicus” se le imprime el carácter de móvil dado que para realizar actividades monetarias debía desplazarse libremente y sin obstáculos como la sangre que fluye por las venas de un sistema orgánico (y urbano) en circulación. Sennett (1994) destaca como complemento a esta movilidad sin frenos la formación de una disminución progresiva de la percepción sensorial. Así por ejemplo, afirma que “el deseo de moverse con libertad ha triunfado sobre los estímulos sensoriales del espacio en el que se desplaza el cuerpo, el individuo móvil contemporáneo ha sufrido una especie de crisis táctil: el movimiento ha contribuido a privar el cuerpo de sensibilidad” (p. 274). 

Esta nueva “ética de la indiferencia” que pondera el libre movimiento deprecia a su vez el contacto/encuentro de los cuerpos que no se miran ni se tocan a partir de la intensificación del tráfico así como de una renovación de las vías de circulación dispuestas para el intercambio de mercancías e imágenes[7]. En este contexto, las innovaciones en materia de transporte así como la propagación masiva del automóvil a partir del incremento de la infraestructura de movilidad materializada en autopistas, puertos, parques duplicaron las sendas y trayectos para los desplazamientos en las principales ciudades del mundo. Dichas tecnologías privilegiaron la sensación placentera del desplazarse del “cuerpo móvil” liberado de las preocupaciones y tensiones de la ciudad. El libre y rápido movimiento permitía a su vez una progresiva evasión de la diferencia y la diversidad en el espacio: “los puentes y las autopistas les ofrecían una vía de escape del ruido de los huelguistas, los mendigos y los necesitados que habían invadido las calles de Nueva York durante la Gran Depresión” (Sennett, 1994, p. 387). Es decir, “muros de percepción” - al decir del autor- que se erigen para evadir la diferencia y la diversidad en la ciudad a partir del movimiento veloz de los carriles dispuestos para desplazarse con seguridad, placer y tranquilidad resguardado de otros cuerpos, excluidos, sufrientes, empobrecidos, diversos, cuerpos otros. Estas configuraciones establecen relaciones diferenciales “entre cuerpos” en tanto que “cuando una sociedad o un orden político habla de manera genérica acerca de ́el cuerpo ́, puede negar las necesidades de los cuerpos que no encajan en el plan maestro” (Sennett, 1994, p. 26)[8]. Precisamente son aquellos cuerpos que no se ajustan en el orden estético, visual y veloz de las ciudades contemporáneas los que corresponden a esas fisuras y contradicciones (contra-imágenes) de aquello que se escenifica como ideal de progreso y desarrollo urbano. Si seguimos el hilo conductor que recorre la proyección de ciertas visiones dominantes que se construyen sobre la forma de la piedra, arribamos después a la carne cuyas afectaciones materiales (y sensibles) expresan relaciones objetivas y concretas.

Proponemos la noción de cuerpos de clase para avanzar en las articulaciones entre el cuerpo y los marcos de regulación material que disponen distancias sociales y materiales en la ciudad. Así pues cuando  pensamos en las ideas que entrañan a la clase debemos referir a la tensión que provocan algunas lecturas que la encasillan en una clave económica o en una categoría analítica rígida. La polisemia y complejidad que atraviesa el término es registrado por Raymond Williams en su libro “Palabras clave, un vocabulario de la cultura y la sociedad” (2008), donde a partir de una revisión exhaustiva de sus significados identifica las ideas que van de considerar a la clase como una categoría económica con fines descriptivos a la concepción de la clase como formación. Más allá de las múltiples asignaciones que el término ha reunido, al igual que la palabra cultura y/o lenguaje, ya lo decía Williams, “la extensión y la ambigüedad de un concepto, lejos de constituir una invitación a la mera inclusión en una lista, o una tolerancia ecléctica, constituye la clave de su significación” (p. 242).  De esta forma, los problemas que entrañan a la “forma de la clase” nos permiten observar sus vinculaciones con un proceso social material activo en el tiempo donde los esquematismos y abstracciones responden a momentos “objetivos” determinados[9]. En este sentido, la idea de la clase como formación - antes que como una abstracción categórica- enfatiza su significado en torno a “algo que tiene un lugar de hecho” como un proceso activo que ocurre en las relaciones humanas. Así pues, la clase tiene una existencia material  y visible - en tanto que no es una cosa- sino un conjunto de relaciones sociales que poseen “algunos hombres, de resultas de sus experiencias comunes (heredadas o compartidas), sienten y articulan la identidad de sus intereses a la vez comunes a ellos mismos y frente a otros hombres cuyos intereses son distintos (y habitualmente opuestos) a los suyos” (Thompson, 2012, p. 14).

 

Siguiendo estas ideas, podemos decir que se puede “habitar la clase” en cuanto esta es y está siendo en el momento presente de las prácticas que construyen los sujetos en sus relaciones sociales. Sostenemos que la clase posee un rostro y un sentir articulado en prácticas situadas en procesos históricos y dinámicos. Si decimos que el cuerpo - siguiendo a Sennett- nos lleva a interrogar sus articulaciones con ciertos patrones de organización socio-urbanos, diremos que la clase, como formación de existencia material, nos dirige a pensar a los cuerpos que la habitan y la encarnan en tanto experiencia. Denominamos entonces “cuerpos de clase a una expresión de las relaciones materiales vividas y vivientes que responden a formaciones sociales y culturales determinadas. Es decir, lo social se presenta en el sujeto que encarna en su existencia real (su propio cuerpo y rostro) el pensar/sentir de una formación de clase particular. Así, no se trata de un cuerpo desanclado sino que se encuentra inserto en una trama material compleja que determina las posibilidades y alcances de su acción[10].

En este marco, el cuerpo se convierte en el centro del ejercicio de presiones que se muestran como imposiciones de lo externo y como campo de fuerzas materiales y sociales. Así, por ejemplo, cuando Sennett refiere a la existencia de una “política de los cuerpos” - frase que retoma del filósofo Juan Salisbury- como noción para dar cuenta de la “necesidad de un orden social”, está refiriendo a una serie de determinaciones y/o presiones continuas centradas no sólo en la construcción de una imagen “prototípica del cuerpo” sino también en la regulación sensible a partir del movimiento/fijación de los sujetos en el espacio de la ciudad. El cuerpo no puede ser pensado de forma desanclada y por fuera de las distintas modulaciones y regulaciones que imponen continuamente las formaciones sociales. Dichas presiones se traducen en los modos de encuentro/evitación entre cuerpos que ocupan distintas posiciones sociales en el espacio urbano. Referir a los “cuerpos de clase” entonces, es preguntarnos por el espacio diferencial que ocupan los sujetos en la ciudad y que configura su experiencia situada en el marco de procesos que atraviesan con presiones/determinaciones los horizontes y alcances de sus prácticas. Así, los cuerpos de clase no sólo interrogan la experiencia que “tienen los sujetos al estar ubicados en un determinado lugar” (Boito, 2015, p. 64) sino también nos lleva a indagar las presiones externas que objetivadas en “políticas del cuerpo” (Sennett, 1994) se incorporan en modos y formas de sentir/percibir/moverse en los espacios urbanos. Es decir, la sociedad hecha cuerpo en sus lógicas de privación material y acceso desigual a recursos materiales y simbólicos así como el paquete de políticas que acompañan y sostienen las condiciones materiales de las formaciones sociales presentes. En este sentido, el par cuerpo/clase nos permite comprender las “condiciones de entrelazamiento” - a decir de Williams- que actúan y operan activamente en las relaciones siempre complejas que se construyen entre el sujeto y lo social. Es decir, en una corporalidad enclasada que nos marca una continuidad de sentido entre la carne y la piedra.

 

Aproximaciones metodológicas

Hemos señalado que estas claves de lectura analíticas parten de la indagación de distintos escenarios urbanos focalizados en la ciudad de San Luis (Argentina) que incluyen la observación de transformaciones espaciales, políticas ejecutadas en el territorio así como el análisis de determinados enclaves de pobreza y relegación material. En esas investigaciones fuimos revisando las articulaciones siempre tensivas y conflictuales que atraviesan a los pares espacio- experiencia-cuerpo en un diálogo recursivo entre los textos y el recorte empírico de las prácticas. Aquí el ejercicio de lo próximo y lo lejano (Boito, 2013) que implica mirar ciertas tendencias en la ciudad condensa prácticas de detenimiento del cuerpo para capturar escenas específicas que permitan frenar el ritmo veloz que impone la circulación de los bienes y las transformaciones en la ciudad. Por un lado, el diálogo de una óptica de lo próximo como “lectura en clave materialista de los marcos de lo sensible que se indicializan en lo que se dispone como objeto, actores y horizontes del conflicto” (Boito, 2013, p. 6). Y por otro, un movimiento de distanciamiento para revisar la historicidad que atraviesa al fenómeno así como los mecanismos estratégicos que hacen que aparezca como fragmentario. Ambos movimientos implican un ejercicio relacional y de reconocimiento del investigador/a que busca identificar las formas heterogéneas que asume el orden conflictual en la ciudad. Es decir, supone detenernos para reconstruir artesanalmente algunas de las imágenes que atraviesan a nuestra ciudad de estudio y que se constituyen en piezas de sentido donde ir tensionando la pregunta por los cuerpos en lo urbano.

En este marco, algunos antecedentes metodológicos se encuentran en las indagaciones de Canclini (2010) que permiten orientarnos a pensar a las ciudades desde sus imágenes. El autor recupera distintas fotografías de la ciudad de México para revisar sus transformaciones a partir de la experiencia del viaje que tienen sus habitantes como formas de apropiación del espacio urbano. Allí rastrea y explora las posibilidades de encuentro/desencuentro en una ciudad erosionada por la expansión del sistema del metro y del autobús como modalidades de viaje y desplazamiento moderno. La organización de las imágenes (fotografías y fragmentos de películas) fueron contrastadas con la experiencia de los viajantes en la ciudad quienes complementaron la polisemia de las construcciones realizadas en una tensión entre lo real y lo imaginario (Canclini, 2010). Si bien, estas aproximaciones incluyen un abordaje desde la Antropología Urbana, permiten indagar la potencia interpretativa de la captación como un ejercicio de detención para analizar las transformaciones de la ciudad. Otras pistas se presentan en el trabajo de Salguero Myers (2014) quien analiza las articulaciones entre las formas de estructuración social, las ciudades y las experiencias que se traman en el escenario urbano cordobés. La autora, a partir de una lectura materialista de las lógicas del capitalismo y sus incidencias en la ciudad, se pregunta por las experiencias posibles- deseables cuando “la acumulación del excedente social es distribuido desigualmente, y generado por múltiples y convergentes mecanismos de desposesión” (Salguero Myers, 2014, p. 115). En este sentido, los procesos de revalorización del capital provocan en las ciudades la conformación de puntos estratégicos donde el excedente es volcado poniendo en tensión las formas de emplazamiento originarias de los espacios. Salguero Myers (2014) muestra instantáneas de este proceso que “de no ser capturadas serían diluidas en las transformaciones y el paso ruidoso de la ciudad” (p. 130). Así, sus imágenes muestran lo residual (casonas patrimoniales que persisten y donde conviven familias numerosas), lo borrado materializado en casillas y vías de ferrocarril embellecidas que eran anteriormente habitadas por personas de la calle además de lo posible caracterizado por espacios de economía informal configurados a pesar de las continuas refundaciones de la ciudad. Myers (2014) muestra aquello que persiste como imagen de un tiempo pasado (espacios que fueron habitables/habitados) así como escenarios de un tiempo presente (ferias y calles de venta callejera) donde se conjugan tácticas y desvíos creativos de los actores en el espacio. Por último, recuperamos los aportes realizados por Boito y Mercadal (2015) en torno al fenómeno de “Tecnópolis”[11] en la ciudad de Buenos Aires. Allí las autoras recorren las distintas galerías, intervenciones artísticas y stands donde observan la puesta de montajes para una “inmersión sensorial” mediada por la técnica como experiencia dominante contemporánea. El trabajo se detiene en distintas imágenes que atraviesan el relampagueo centelleante de luces y sonidos que despliegan las distintas propuestas construyendo una mirada reflexiva sobre la experiencia espectacular (“Ciudad de la técnica") que profesa la fantasía tecno-estética.

Teniendo en cuenta el abordaje de estos trabajos, pretendemos reconstruir escenas que permitan capturar imágenes de movimiento y fijación de los cuerpos de clase en la ciudad de San Luis. Si los trabajos de Canclini (2010), Myers (2014) y Boito y Mercadal (2015) evidencian que las transformaciones espaciales destruyen creativamente espacios, prácticas y sociabilidades, a la vez que redefinen experiencias como aquellas relacionadas al viaje por los habitantes de la ciudad de México y/o la regulación y modulación sensitiva vía tecnologías del espectáculo (Tecnópolis) realizadas por determinadas propuestas del aparato estatal. Aquí puntualizamos en la centralidad que poseen los cuerpos en la configuración de esas lógicas donde lo que observamos son tendencias de movimiento/fijación que acompañan la ejecución de determinadas intervenciones urbanas en nuestra ciudad de estudio. Para ello, tomamos la figura de la “instantánea” de Beatriz Sarlo (1994) como herramienta para capturar y mirar determinadas expresiones del conflicto en el marco de los procesos de investigación que atraviesan nuestras indagaciones. La instantánea implica un ejercicio de captura, recorrido y exploración, que comprende una “voluntad descriptiva” - al decir de la autora- donde “para ver, no es suficiente con mirar; hay que preparar la mirada y, antes reconocer el objeto, atribuirle importancia” (Sarlo, 2011, p.8)[12]. En este sentido, mirar esas escenas significa reconstruir sus piezas y organizar sus conexiones y articulaciones con una totalidad existente borroneada estratégicamente por el frenético tempo de la circulación. Como toda escena, encontramos actores, prácticas específicas, políticas y escenarios concretos que fueron constituyendo la materialidad visible de lo que observamos.

Nuestro corpus de trabajo estuvo compuesto por la reunión de diversos fragmentos de sentido que permitieron organizar y reconstruir los escenarios. En primer lugar, sistematizamos noticias de medios de comunicación locales, preferentemente, aquellos que sirven de canales de difusión y promoción de los programas implementados por el gobierno provincial, como “Agencia de Noticias San Luis” (ANSL). La selección de las notas estuvo focalizada en la referencia a determinadas políticas urbanas publicadas en los últimos cuatro años, en correspondencia con el periodo de gobernación de Alberto Rodriguez Saa. Recuperamos noticias que abordan los temas de manera directa (como por ejemplo la mención al Programa “Pinta San Luis”) así como aquellas que refieren a la construcción y transformación urbana de forma implícita (la extensión de la red de tendido vial). Dicha información aportó datos en torno a los modos de ejecución de estas intervenciones además de las formas de escenificación con la cual estas políticas son impulsadas en el plano discursivo. Las fotografías que acompañan la enunciación de estos procesos resaltan determinados enclaves materiales (espacios barriales de la ciudad) así como menciones a determinados actores que son ligados a dichas políticas y a los cuales se les imputa cierta agencia en sus acciones (las autopistas generan/cumplen, Estado provincial, etc). En este sentido, las imágenes dejan ver algunos elementos de las formas de escenificación visibles que en tanto captación plástica acompañan la palabra de las notas seleccionadas. Otro lugar de observación estuvo relacionado a la lectura de informes pertenecientes a organismos públicos que habilitaron datos de tipo estructural en torno a los fenómenos observados así como pesquisas locales que permitieron abonar a la reconstrucción de los escenarios y su historicidad. Por último,  incorporamos fragmentos de entrevistas y observaciones llevadas a cabo durante nuestro trabajo de campo en un barrio de la zona oeste de la ciudad de San Luis[13]. En este caso, la adopción de un abordaje cualitativo permitió recoger la encarnadura de estos procesos materializados en las voces de pobladores que vivencian en sus territorios la aplicación efectiva de las políticas que observamos.

Al conjunto de especificaciones metodológicas corresponde señalar la relevancia de la dimensión experiencial como lugar para mirar desde/en el propio cuerpo la implicancia de ciertas transformaciones espaciales. Es decir, la sensibilidad y subjetividad de quien investiga y participa activamente de esas instantáneas urbanas cotidianas. Allí, donde el involucramiento de la mirada permite realizar nuevas preguntas para hacer ver antes que la interrogación como una búsqueda de respuestas. Coincidimos con Sarlo (2011) en afirmar que estas “no son preguntas del qué hacer sino de cómo armar una perspectiva para ver (…) la interrogación de aquello que parece inscrito en la naturaleza de las cosas, para mostrar que las cosas no son inevitables” (p.8). En suma, el movimiento de lo próximo y lo lejano que involucra la mirada constituye un ejercicio de fijación y detenimiento como parte del trabajo metodológico realizado sobre estas escenas que permitieron aproximarnos a la construcción de unas claves de lectura posibles para los cuerpos de clase en escena y en las formas diversificadas de regulación que asumen los conflictos urbanos. Dichas configuraciones se constituyen en piezas con potencialidad interpretativa para repensar las transformaciones espaciales así como un aporte al acervo de indagaciones desarrolladas sobre la ciudad de San Luis, sus conflictos y escenarios.

 

Movimiento y fijación de los cuerpos de clase, algunas instantáneas para pensar lo urbano

La ciudad de San Luis ha sido testigo de significativas intervenciones urbanas en las últimas tres décadas. Nuestras primeras aproximaciones nos permitieron identificar la forma que ha asumido la piedra a partir de la implementación de distintos modelos productivos en un remodelamiento sistemático de los desplazamientos y las experiencias en la ciudad. En otro trabajo[14] repasamos la  impronta de las políticas de industrialización fomentadas por el aparato estatal en la década de los 80 y 90 que fueron cimentando el avance de las transformaciones espaciales a partir de la radicación de industrias en los principales centros urbanos del territorio. Para el caso de la ciudad de San Luis (Argentina), estas políticas habilitaron la afluencia de numerosas poblaciones que fueron emplazadas en barrios de viviendas sociales impulsadas por programas habitacionales ejecutados por el gobierno provincial. Como revés de estos procesos, el desplazamiento de los sectores dominantes fue delineando concentraciones residenciales (countries) hacia los entornos naturales constituyendo allí importantes puntos de inversiones inmobiliarias que incrementaron el valor del suelo y  remodelaron el paisaje nativo. Con el desplome de la economía nacional y la debacle social de la crisis del 2001, las brechas sociales y espaciales fueron reforzadas en una configuración urbana que muestra hacia el oeste de la ciudad un conglomerado de barriadas y asentamientos urbano-informales donde conviven poblaciones con orígenes residenciales diversos agrupadas por el “ensueño industrial” de las décadas pasadas. En este marco, las tendencias de las intervenciones urbanas viraron a la construcción de grandes obras de infraestructura que fueron modelando la morfología de la piedra a partir de la construcción de circuitos de movilidad para el intercambio de bienes y mercancías en la ciudad. Para ello, fue importante la producción de tecnologías digitales capaces de potenciar el incremento de la circulación en la red de conexiones territoriales que el Estado fue promoviendo desde la década del 2000. Las denominadas “Autopistas de la Información” (AUI) fueron consideradas un hito para el gobierno provincial en materia tecnológica a partir del tendido de redes inalámbricas para la provisión de internet en todo el territorio. Este impulso digital -en consonancia con las tendencias de la era globalizante- fueron reforzando ciertas imágenes de modernización asociadas a las políticas provinciales que fueron materializadas en la idea de “San Luis, otro país[15] como slogan y marca de gobierno. Estos idearios son acompañados por una serie de megaobras que el Estado construyó en las últimas décadas caracterizadas por su monumentalidad y diseño arquitectónico. Así, resulta importante destacar la moderna infraestructura de la Casa de Gobierno denominada “Terrazas del Portezuelo” similar a una pirámide escalonada emplazada en las afueras de la ciudad y/o las réplicas de tamaño natural del Cabildo de Buenos Aires y la Casa de Tucuman, símbolos históricos de la lucha independentista de 1810, ubicadas en ciudad de La Punta a escasos kilómetros de la capital. Con inversiones millonarias, estas construcciones se erigen sobre las autopistas y circuitos que atraviesan el territorio provincial. En complemento con las “Autopistas de la información”, estas extensas redes viales permitieron incrementar los movimientos vehiculares para la potenciación del turismo y el desarrollo inmobiliario en distintos puntos de la provincia. La incorporación de cámaras de seguridad, iluminación LED, “balanzas inteligentes” para los cargamentos, dispositivos electrónicos para el control de patentes, antenas de internet, hasta rutas eléctricas con estaciones de recarga se convirtieron en rasgos característicos de la infraestructura vial sanluiseña como marca de las políticas aplicadas. Al respecto, el Estado provincial destaca que - hasta el momento- el territorio concentra el 40% de las autopistas construidas a nivel nacional “sumando equipamiento tecnológico para hacerlas más seguras y placenteras de transitar” (Agencia de Noticias San Luis, 13/11/22).

Sabemos con Sennett (1992) que la configuración de la piedra implica una interpelación sistemática al orden sensible del cuerpo que habita la ciudad. En este marco, “seguridad y placer” se constituyen en planos complementarios que van dictando las maneras de percibir/experimentar los trayectos por el espacio. Por un lado, modernos dispositivos electrónicos son implementados para el control y monitorización de los cuerpos-mercancía que circulan de manera segura para la potenciación de la industria turística. En este marco, el disfrute del circular de manera “segura” en las modernas autopistas digitales de la provincia nos trae el retorno del movimiento como creencia asociada a la libertad del espacio abierto, premisa de la planificación urbana moderna donde la transparencia/lo llano abonaban el trabajo activo de las técnicas de vigilancia y control (Sennett, 1992). Aquí la visión/la mirada ocupa un lugar clave para el placer. Al respecto, la parquización de las redes viales contempla la plantación de distintas especies de árboles, palmeras y arbustos, desmalezado, poda y limpieza de los terrenos, colocación de carteles, así como la pintura de las piedras que bordean y embellecen los circuitos por donde discurre el tráfico de bienes y mercancías en la ciudad. Este trabajo es realizado por beneficiarios de políticas sociales - tal es el caso del “Plan de Inclusión Social/Plan Solidario”[16] - de la provincia que agrupados en “cuadrillas” se encargan del embellecimiento de los caminos y senderos que comprenden la totalidad de la red de infraestructura vial. Esta primera escena nos permite interrogarnos por el sostenimiento y conservación de la piedra y de su imagen como tarea de los cuerpos que no experimentan placenteramente el movimiento en la ciudad. Cuerpos de clase que fijos en sus parcelas de trabajo permiten que “las máquinas se sigan moviendo en San Luis”, al decir del ministro de Obras Públicas e Infraestructura de la provincia (Agencia de Noticias San Luis, 24/10/2019).

 

Gráfico 1 y 2: Primera escena, a la izquierda, la inversión de San Luis en tecnología de red vial y a la derecha, beneficiarios de políticas sociales encargados de embellecer los espacios de circulación

 

Siguiendo este hilo conductor, una segunda escena nos dirige a políticas como el “Pinta San Luis” impulsada por el Ministerio de Obras Públicas e Infraestructura de la provincia, quien también se encarga de la edificación de la piedra, y destina acciones para “poner en valor” distintos barrios populares del interior de la ciudad. La iniciativa surge en el año 2016 con el objetivo de “dar color” a partir de técnicas de muralismo y arte contemporáneo las fachadas de edificios públicos, obras de infraestructura, puentes, circuitos e ingresos a los caminos que rodean las rutas y autopistas de la provincia. Estas acciones se extendieron a los espacios barriales, los cuales en su mayoría constituyen las barriadas ubicadas en la periferia de la ciudad. En este marco, la política busca “cambiar el gris del cemento que caracteriza a las construcciones por arte, colores y murales” para embellecer los espacios, los cuales muchos carecen de tareas de conservación como afirma sin reparos uno de los portales de información oficiales del gobierno: “la pintura dio una nueva vida a las paredes que estaban corroídas por tener más de 40 años sin mantenimiento”(Agencia de Noticias San Luis, 05/01/2022)[17]. El cuerpo del beneficiario del plan social sirve al sostenimiento de las viviendas de los barrios periféricos poniendo color a las condiciones materiales de habitabilidad caracterizadas por deficiencias en la provisión de bienes y servicios urbanos[18] con las cuales conviven diariamente familias  pertenecientes a barriadas relegadas de la periferia.


 

Gráfico 3: Segunda escena, renovación y embellecimiento

urbano en un barrio de la periferia de la ciudad de San Luis

En este marco, el “Mapa de Calidad de Vida” elaborado por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) muestra una trama urbana fragmentada en piezas sociales (y de clase) que se expanden originando escenarios contrastantes en la ciudad. Allí se observa zonificaciones en verde caracterizadas por una “buena” condición habitacional dentro de los límites del centro histórico con extensiones hacia la zona de serranías donde se emplazan conglomerados residenciales privados. Estas concentraciones son tensionadas por agrupamientos en rojo hacia el oeste de la ciudad donde se ubican barrios y asentamientos urbano-informales, los cuales son intervenidos - como mencionamos- por políticas que embellecen el cemento de la ciudad. Según datos del Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP)[19], allí se reúnen más de diez espacios barriales con problemáticas de acceso a bienes y servicios urbanos básicos además de dificultades de índole dominial en torno a los terrenos y viviendas habitadas. Así, el par cuerpo-clase sostiene la imagen/fachada de la piedra como marca cuando observamos la aplicación de ciertas intervenciones en el espacio urbano en el marco de “políticas del cuerpo” (Sennett, 1992) que van configurando ciertas tendencias de fijación y movimiento de los sujetos en la ciudad contemporánea.

Estas tendencias nos muestran la centralidad de la forma que asume el espacio y su relación con las posiciones y disposiciones de los cuerpos de clase en la ciudad. Políticas que producen espacio urbano pero que a su vez fijan y disponen las experiencias de quienes lo habitan en la construcción de sus propios anclajes en el territorio. Así, por ejemplo, una tercera escena nos lleva a determinadas iniciativas de autoproducción de la vivienda como la implementada por la Secretaría de Desarrollo Social a partir del programa municipal “Bloqueras Solidarias/Sociales” dirigidas a familias de barrios y asentamientos urbano-informales de la ciudad. Dicha iniciativa se enmarca en la cartera de decisiones en materia habitacional desarrolladas por los municipios de la provincia para dar solución a la problemática de la vivienda existente en los barrios periféricos. En este sentido, su diseño y ejecución nos permite mirar que el empleamiento de los cuerpos no solo comprende las acciones de embellecimiento y renovación del orden de la piedra sino también la autoproducción de la fijación en el espacio modulada ideológicamente a partir del ensueño de la “casa propia”. Las “Bloqueras” - como son denominadas por los medios locales- constituyen respuestas a la penuria habitacional (Engels, 1873) elaboradas por el estado provincial consistentes en el empleamiento de beneficiarios de políticas sociales y pobladores de barrios de la periferia en la fabricación y construcción de blocks de cemento para la producción de sus viviendas sociales. Estas son instaladas en los espacios barriales de la ciudad donde sus habitantes se acercan para acarrear los bloques y materiales de construcción para erigir sus casas. La mezcla y preparado de las unidades condensa un trabajo artesanal de tiempo completo donde la fabricación de las unidades de cemento implica una puesta y desgaste del cuerpo como herramienta de trabajo: Hice 120 blocks en un día porque teníamos que estar desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. Yo venía y me comía un pedacito de pan con queso o con galleta con picadillo (...) comía y volvía a rajar a las tres para terminar los blocks (…) Yo me tenía que acarrear la arena  para que hicieran la mezcla (Entrevista a C, 60 años, vecina de Barrio Republica al oeste de la ciudad de San Luis)

Como expresan en declaraciones funcionarios públicos, la construcción en serie de estos materiales constituye en una política de abaratamiento y reducción del gasto público al emplear a beneficiarios de programas sociales y a las familias asistidas en la producción de bloques de cemento para la autoconstrucción de sus viviendas[20]. Resulta necesario entonces marcar el corolario estratégico de determinados flujos y direcciones del capital destinados a la construcción de monumentales obras de infraestructura donde cierta política de abaratamiento de costos resulta funcional a la propagación de enclaves de pobreza en el territorio. Para el caso de las Bloqueras Municipales, observamos la captura de una práctica como la de construir/producir la casa asociada a políticas que actúan como mecanismos estratégicos de fijación corporal. La torsión del construir que Heidegger (1951) había puesto en relación estrecha con el habitar, en tanto que una no es sin la otra, deviene en una actividad separada y uniforme. Es decir, el construir desanclado de una experiencia - el habitar- que como tal implica una contemplación de los objetos, las relaciones, y la posibilidad del atravesamiento del cuerpo por los espacios. La producción en serie de bloques de cemento uniformes donde el construir - ya no como habitar- pasa por la mediación de una promesa (la de la “casa propia”) gestionada activamente por políticas que emplean los cuerpos para la autoproducción de sus anclajes en el espacio. En este sentido, el placer de circular por autopistas veloces y embellecidas posee como revés a la fijación como par complementario que regula los marcos y posibilidades de interacción de los cuerpos de clase en la ciudad. Dichos procesos se enmarcan en las sucesivas transformaciones que asume la forma de la piedra sobre un mapa fragmentado socio-espacialmente por detrás de la imagen de ciudad proyectada y producida por las políticas e intervenciones estatales de distinto tipo. En este marco, una escena final nos remite a las últimas elecciones provinciales realizadas en diciembre del 2019, donde el gobernador electo afirmaba que la nueva gestión (2020-2024) le daría “alma al cemento” a partir de la potenciación de las obras de infraestructura en la provincia. En su discurso destacaba lo siguiente:

soy del San Luis de las autopistas, de las viviendas, de los puentes, de la internet, de Terrazas del Portezuelo, de este edificio, de La Pedrera, de cada uno de los centros que hemos construido, ese es el San Luis del cemento y vamos a hacer más cemento (...) quiero ser el que le ponga alma al cemento, vamos a hacer que cada cosa de cemento viva con el corazón de la puntanidad (Fragmento del discurso de asunción del gobernador Alberto Rodriguez Saá, 18/12/2019)

A las sucesivas tendencias que fueron modelando a la piedra en las últimas décadas (San Luis de las autopistas, de los puentes, la internet.) le oponemos la pregunta por el cuerpo en lo urbano cuyas energías han sido capitalizadas corporalmente en la construcción y embellecimiento de los circuitos y monumentos de la ciudad. En este marco, el dictum de “dar alma al cemento” nos señala la revisión de las múltiples conexiones entre espacio- cuerpo- sensibilidad en un reordenamiento clasista de la ciudad, estrechamente vinculado a una lógica mercantil. Al respecto, una genealogía de estas vinculaciones sería acuciante en el pensamiento de lo urbano y en una ciudad que se transforma significativamente al ritmo frenético del intercambio y circulación de bienes y cuerpos. Aquí mostramos algunas escenas urbanas, apenas fragmentos de nuestro presente que nos permiten seguir tensando expresiones de conflicto en una ciudad producida estratégicamente.

 

Conclusiones

Este escrito corresponde una aproximación a determinados procesos de transformación urbana que ligan a los cuerpos de clase con determinadas lógicas de movimiento/fijación observados en una ciudad intermedia argentina. En este marco, las lecturas realizadas sobre la obra de Richard Sennett así como los aportes materialistas de los Estudios Culturales ingleses – especialmente aquellos pertenecientes a la línea fundadora- permitieron acercarnos a estos procesos desde/una posición analítica que intente considerar el espesor de las transformaciones espaciales ejecutadas en nuestra ciudad de estudio. De esta manera, construimos distintas escenas que permiten tensionar el par circulación/fijación que atraviesan cada una de las políticas e intervenciones diseñadas por el aparato estatal en la producción de lo urbano así como en las ubicaciones, posibilidades de desplazamiento y acción social de los cuerpos en la ciudad. Dichas transformaciones inciden no sólo en las formas en que percibimos el espacio sino también en las posiciones y disposiciones de los cuerpos que ocupan puntos diferenciales en la ciudad. En el recorrido y exploración de las instantáneas fuimos advirtiendo la centralidad del cuerpo cuando es pensado en una serie de coordenadas temporo-espaciales. En este sentido, la construcción de autopistas a lo largo y ancho del territorio provincial nos trae la vuelta de cierta creencia asociada al libre movimiento que privilegió la planificación urbana moderna sostenida por el trabajo vivo de beneficiarios de políticas sociales. Por otro lado, las acciones de embellecimiento dirigidas a “poner color” a barrios de la periferia de la ciudad destaca el gesto violento de configurar “hacia afuera” entornos coloridos de encierro a la vista fugaz de los que circulan y se desplazan en la ciudad. Al respecto, formas novedosas de autoproducción de las viviendas con bloques de cemento constituyen el par complementario de estas escenas donde la fijación motoriza la circulación en un doble movimiento fundante de las lógicas del capital en los espacios urbanos. Sennett (1992) nos arroja un diagnóstico clave en este sentido cuando afirma que “no puede decirse que el prototipo moderno del cuerpo individual e independiente haya terminado en un triunfo. Ha terminado en la pasividad” (p. 398). Es decir, la pasividad frente al entorno y su peso sensorial como en relación a todo aquello que pueda alterar el placer y comodidad de un cuerpo que se desplaza sin miramientos y reparo al dolor como recepción sensible de algo que pasa allí entre la piel/la carne en conexión intrínseca con un espacio. En estas coordenadas analíticas decimos que no podemos pensar el cuerpo sin las formas en que es planificado el orden de la piedra en la ciudad, así como tampoco podemos revisar la experiencia por fuera de esta vinculación que la hace posible.

En este contexto, mirar se convierte en un ejercicio sensorial pero también interpretativo que nos permite reconocer lo conflictual en el espacio urbano. Maneras de mirar - al decir de Sarlo- las expresiones desiguales de las formas de estructuración de un orden dominante que moldea a los cuerpos, sus encuentros e interacciones en la ciudad. Aquello que marca el lugar de los cuerpos de clase en continuidad con una estructura espacial que los fija/los hace circular por modernas sendas y caminos construidos por distintas transformaciones y políticas en la ciudad. Es decir, “la carne y la piedra”, parafraseando a Richard Sennett; esta última como configuración urbana pero también como materialidad asentada sobre la base de relaciones sociales concretas y vivientes.

 

Referencias Bibliográficas

Benjamin, W. (2012). El París de Baudelaire. Buenos Aires. Editorial Eterna Cadencia Editora.

Boito, E (2013). Ideología y prácticas sociales en conflicto. Una introducción. Córdoba, Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (CIECS-UNC). Recuperado de https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/151128/CONICET_Digital_Nro.07aaf818-fc8a-4c1f-9423-c4b82a561dc6_X.pdf?sequence=5&isAllowed=y

Boito, E & Espoz, M. (2014). Urbanismo estratégico y separación clasista, instantáneas de la ciudad en conflicto. Rosario, Editorial Puño y Letra.

Boito, E & Myers, K (2021). Transformaciones Socio-Territoriales y Comunicación. Tres procesos implicados en el ordenamiento clasista de la ciudad de Córdoba (Argentina). En Revista Pilquen. Núm 3. Vol. 24. ISSN 1851-3123. Viedma, Universidad Nacional del Comahue. Recuperado de http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-31232021000300003&script=sci_arttext&tlng=es

Boito, E & Mercadal, S (2015). En la ciudad de la técnica: Entorno sensitivo y paquete de experiencia. Una visita a Tecnópolis, 2013. En Boito, E. Lo popular en la experiencia contemporánea, emergencias, capturas y resistencias. Buenos Aires, Editorial El Colectivo. 

Canclini, N. (2010). Imaginarios Urbanos. Buenos Aires, Eudeba.

Engels, F. (2006). Contribución al problema de la vivienda. Madrid, Fundaciòn de Estudios Socialistas. Recuperado de  https://traficantes.net/sites/default/files/pdfs/contribucion-al-problema-de-la-vivienda.pdf

Heidegger, M. (2016). Construir, habitar, pensar. Chile, Revista Universidad de Chile. Recuperado de https://revistas.uchile.cl/index.php/TRA/article/view/41564

Le Breton, D. (1990). Antropología del Cuerpo y modernidad. Buenos Aires, Nueva Visión.

Marx, K. (2015). Manuscritos Económicos-filosóficos de 1844. Buenos Aires, Colihue Clásica.

Sarlo, B (1994). Escenas de la vida posmoderna, intelectuales, arte y videocultura en la Argentina. Buenos Aires, Seix Barral.

Salguero Myers, K (2014). Segregación urbana y reproducción del capital. El caso de la Ciudad de Còrdoba (2003-2013), sus transformaciones físicas y las experiencias sociales posibles. En Boito, E & Espoz, B. Urbanismo estratégico y separación clasista. Rosario, Editorial Puño y Letra.

Sennett, R (1994). Carne y Piedra, el cuerpo y la ciudad en la civilización occidental. Madrid, Alianza Editorial.

Seveso, E. (2020). Mercantilización en las políticas de inclusión al trabajo: una aproximación a las experiencias. En Revista Temas Sociológicos, Núm 27. ISSSN. Santiago de Chile, Universidad Católica Silva Henriquez. Recuperado de http://ediciones.ucsh.cl/ojs/index.php/TSUCSH/article/view/2365

Simmel, G. (1986). Las grandes ciudades y la vida del espíritu. En Cuadernos Políticos. Núm 45. ISSN México DF, Editorial Era. Recuperado de http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/

Thompson, E. (2012). La Formación de la clase obrera en Inglaterra.                                                                           España, Editorial Capitán Swing.

Williams, R. (2008). Palabras clave, un vocabulario de la cultura y la sociedad. Buenos Aires. Editorial Nueva Visión.

Williams, R. (20009). Marxismo y Literatura. Buenos Aires. Editorial Las Cuarenta.

 

Fuentes consultadas

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (2022). Índice Calidad de Vida. Recuperado de https://icv.conicet.gov.ar/

Registro Nacional de Barrios Populares (2022). Mapa de Barrios Populares. Recuperado de https://www.argentina.gob.ar/desarrollosocial/renabap

Agencia de Noticias San Luis (13/11/2022). Una fuerte inversión en tecnología para modernizar más de 1000 kilómetros de autopistas. Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2022/11/13/una-fuerte-inversion-en-tecnologia-para-modernizar-mas-de-1000-kilometros-de-autopistas/

Agencia de Noticias San Luis (24/10/2019). Destacan que el óptimo estado de las rutas y autopistas es el resultado de un trabajo en equipo del Gobierno Provincial. Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2019/10/24/destacan-que-el-optimo-estado-de-las-rutas-y-autopistas-es-el-resultado-de-un-trabajo-en-equipo-del-gobierno-provincial/

Agencia de Noticias San Luis (05/01/2022). Pinta San Luis: un salto a gran escala. Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2022/01/05/pinta-san-luis-un-salto-a-gran-escala/

Agencia de Noticias San Luis (26/10/2022). Pinta San Luis llena de color a los barrios de la ciudad. Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2022/10/26/pinta-san-luis-llena-de-color-los-barrios-de-la-ciudad/

Diario El Chorrillero (03/07/2022). Los barrios populares en San Luis: ya son 30 los asentamientos y villas que en conjunto ocupan una superficie equivalente a cinco parques de La Pedrera. Recuperado de https://elchorrillero.com/nota/2022/06/11/333714-los-barrios-populares-en-san-luis-ya-son-30-los-asentamientos-y-villas-que-en-conjunto-ocupan-una-superficie-equivalente-a-cinco-parques-la-pedrera/amp/

Diario La Repùblica (20/06/2020). La Bloquera Municipal proyecta producir unas doscientas unidades diarias. Recuperado de https://www.eldiariodelarepublica.com/nota/2020-6-20-16-38-0-la-bloquera-municipal-proyecta-producir-unas-200-unidades-diarias

 

Fotografías

Fotografía 1: Agencia de Noticias San Luis (San Luis, 2022). Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2022/11/13/una-fuerte-inversion-en-tecnologia-para-modernizar-mas-de-1000-kilometros-de-autopistas/

Fotografía 2: Agencia de Noticias San Luis (San Luis, 2021). Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2021/02/13/el-plan-de-parquizacion-continua-a-toda-marcha-en-diferentes-puntos-de-la-provincia/

Fotografìa 3: Agencia de Noticias San Luis (San Luis, 2022). Recuperado de https://agenciasanluis.com/notas/2022/10/26/pinta-san-luis-llena-de-color-los-barrios-de-la-ciudad/



[1] Identificador persistente ARK: https://www.criticayresistencias.com.ar/revista/article/view/322

[2] Universidad Nacional de San Luis (UNSL) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)

San Luis, Argentina

https://orcid.org/0000-0002-2274-7709

elianaabraham9012@gmail.com

[3] En “Antropología del cuerpo” (1990) David Le Breton realiza una sistematización minuciosa en torno a las distintas perspectivas que han abordado la problemática en torno al cuerpo identificando tres líneas de trabajo. Por un lado, una mirada implícita caracterizada por los abordajes realizados por el materialismo histórico en sus descripciones en torno al uso del cuerpo en el trabajo productivo. En segundo lugar, aquellas visiones que postulan al cuerpo como locus de sospechas, como los que construyeron las premisas biologicistas cargadas de cierto evolucionismo racial. Por último, una perspectiva  detallista” que profundiza en las cualidades corporales, los gestos y la sensibilidad de un “cuerpo simbólico” productor de sentidos. Le Breton identifica la formación de una “Sociología(s) del Cuerpo” que en la década del sesenta y setenta realiza un “retorno al cuerpo” que involucró el estudio desde las distintas modalidades y técnicas de disciplinamiento, el cuerpo en la estructura social a partir de la distribución de distintos capitales hasta las inclinaciones al estudio de las emociones y sentimientos.

[4] Agradecemos los valiosos aportes y orientaciones del Dr. Emilio Seveso Zanin (UNSL-CONICET) en la construcción y producción de este escrito que intenta materializar algunas de las reflexiones y discusiones vertidas en distintos espacios de investigación compartidos.

[5] Las reflexiones que contiene este trabajo responden a una serie de investigaciones que articulan a la ciudad de Córdoba y  San Luis como encuadres empíricos de análisis de distintos procesos y transformaciones urbanas. En este sentido, mencionamos el proyecto de investigación plurianual denominado “Trama y conflictos urbanos en contextos de reestructuración del capital: indagación sobre procesos de patrimonialización y turistificación en tres ciudades medias argentinas” (PIP, 2017-2019) dirigido por la Dra. Maria Belen Espoz, y el proyecto de investigación promocionado “Conflictos, políticas y experiencias en escenarios urbanos socio-contemporáneos; las polìticas de inclusiòn al mercado de trabajo en San Luis 2015-2019” (PROIPRO, 2020-2022) bajo la dirección del Dr. Emilio Seveso.

[6] Ya en la ciudad de Roma el autor destaca una cualidad singular de las construcciones arquitectónicas durante la era del emperador Adriano. Así, por ejemplo, el emplazamiento del imponente Panteón imperial reservado al culto de diferentes dioses instaló ciertas creencias en torno a la monumentalidad del espacio. En este sentido, la edificación de dicha obra arquitectónica reforzaba los enlaces entre el poder imperial y el orden visual materializado en la piedra/monumento de la ciudad. Al decir de Sennett, “el emperador necesitaba que su poder fuera visto en los monumentos y en las obras públicas. El poder necesitaba de la piedra” (p. 96). Estas creencias asociadas a las formas de producir la ciudad evidenciaban la importancia que ya existía entre la imponencia de la arquitectura y la grandeza de un poder con la obediencia y sumisión de sus súbditos compelidos ante el conjunto de infraestructuras que se erigían para la contemplación y el respeto. Mirar-creer-obedecer se convierte en dictum de un orden visual y geométrico en donde el propio cuerpo servía de inspiración a la diagramación de las líneas que atravesaban los templos monumentales de la Roma antigua.

[7] La construcción de las tres redes de Haussmann en la ciudad de París en el S.XIX resulta un caso paradigmático en la ejemplificación de dichos procesos. Las transformaciones suscitadas en el espacio reprimieron el movimiento de las masas urbanas a partir de la reconfiguración del trazado de las calles a partir de principios de linealidad inspirados en la planificación romana. Así, la diagramación focalizó sus acciones en la separación y división de las comunidades pobres parisinas para la construcción de largos bulevares por donde discurre el tráfico. Ya Walter Benjamin en sus reflexiones sobre las transformaciones de París como “capital del S.XIX” marcaban la configuración de un nuevo “sensorium urbanita” que “aliena a los parisinos de su propia ciudad, que ya no se sienten allí en su casa” (Benjamin, 2012, p. 60).

[8] Diremos que estas imágenes y representaciones dominantes corresponden a la construcción de determinados “prototipos corporales” que responden a los diseños y planificaciones proyectivas de las ciudades (Sennett, 1994). Denominamos estas configuraciones como “clases de cuerpos”.

[9] Williams en “Marxismo y Literatura” cuando refiere a la cuestión de la forma afirma que “estas abstracciones indican procesos verdaderos pero siempre procesos de relación físicos y materiales (...) el poema oído primero como un ritmo desprovisto de palabras, la escena dramática visualizada primero como un específico movimiento grupal, la secuencia narrativa comprendida primero como una figura móvil dentro del cuerpo - como con respecto a la mayoría de los momentos objetivos-la interacción de las palabras con un ritmo ya compartido y establecido” (p. 249). 

[10] Podemos establecer vinculaciones con la noción de determinación presente en Raymond Williams en tanto que nos permite pensar la relación entre el adentro y el afuera que supone el campo de fuerzas que atraviesan a este cuerpo. Para el autor la determinación nunca es sólo fijación/establecimiento de límites sino también consiste en un ejercicio de presiones que atraviesan a “las formaciones culturales, económicas y políticas y que para asumir peso pleno de lo constitutivo, son internalizadas y convertidas en ́voluntades individuales ́ (p. 116).

[11] “Tecnópolis” es una megaexposición que incluye una muestra de los avances desarrollados en ciencia, tecnología, industria y arte inaugurada en el año 2011 durante el gobierno de Cristina Fernandez de Kirchner (Argentina). Dicho evento fue realizado en el marco de las celebraciones destinadas a la conmemoración del Bicentenario de la Patria por parte del gobierno nacional.

[12] En su libro “Escenas de la vida posmoderna” (2011), Beatriz Sarlo realiza un ejercicio descriptivo en torno a distintos fenòmenos que estructuran la vida urbana contemporánea, tales como los shoppings, pràcticas de consumo a partir de los videogames y/o el zapping en el marco de las transformaciones técnicas vivenciadas por las culturas populares. El recorrido por distintas escenas ofrecen imágenes en movimiento que implican – a su vez- el detenimiento reflexivo de cada uno de los aspectos y elementos que las componen.

[13] Parte del corpus de trabajo utilizado así como las pistas analiticas implicadas en el escrito responden al desarrollo del trabajo de investigación denominado “Condiciones de Movilidad e Inmovilidad Urbana: políticas y experiencias diferenciales en la Ciudad de San Luis (Argentina)” (CONICET-UNSL).

[14] Remitimos al documento denominado “Espacio urbano y movilidad, tendencias productivas y regulaciòn en la Ciudad de San Luis”, publicado en la revista Temas Sociológicos (Julio, 2021), el cual constituye un primer acercamiento analitico a las formas urbanas que ha asumido nuestra ciudad de estudio.

[15] Slogan oficial impulsado durante el gobierno provincial de Alicia Lemme (2001-2003). Dicha “marca” de territorio fue reactualizada en otra campaña de promoción turística denominada “San Luis, otro país” en el año 2018.

[16] El Plan de Inclusión Social/Plan Solidario” es una política de inclusión al mercado de trabajo destinada a sujetos de sectores subalternos impulsada por el Estado provincial desde el año 2003. Se trata de una de las políticas más antiguas implementadas en la cartera del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de San Luis. En este sentido, la modelación del sentimiento/pensamiento (Williams, 2009) nos muestra un trabajo activo sobre la experiencia de miles de beneficiarios cuyas energías son volcadas al sostenimiento de un mercado de trabajo precarizado. Ya algunos diagnósticos de Seveso (2020) muestran que “los programas tienden a dinamizar parcialmente el mercado productivo y de consumo a partir de formatos de trabajo precarizados (...)  apuntan a cubrir el umbral de necesidades mínimas de pobreza/indigencia” (p.166).

[17] En una declaración del responsable del Programa “Pinta San Luis” se cuantifica la “transformación” de más de 1.000 viviendas pertenecientes a los barrios José Hernández, Pabellón Argentino, 68 viviendas, Las Américas, Santa Rita, Elías Adré, entre otros espacios barriales (“Pinta San Luis llena de color los barrios de la ciudad, Agencia de Noticias San Luis, 22/10/2022)

[18] Así lo expresaba una de las autoridades a cargo de la implementación del programa: “Las cuadrillas conformadas por beneficiarios del Plan de Inclusión son quienes realizan los trabajos. Los vecinos participan plenamente eligiendo los colores que se utilizan en sus casas y cediendo espacios exteriores para pintar además murales, también compartiendo momentos con nuestros trabajadores, por lo que estamos muy agradecidos” (“Pinta San Luis llena de color los barrios de la ciudad”, Agencia de Noticias San Luis, 22/10/2022).

[19] El Registro Nacional de Barrios Populares (RENABAP) considera “barrio popular” a espacios que contengan tres aspectos comunes: - presencia de ocho familias agrupadas o contiguas con más de la mitad de la población sin título de propiedad del suelo ni acceso regular a dos o más servicios básicos (red de agua potable, gas, red cloacal, etc). Mencionamos en la ciudad de San Luis; Barrio República, 9 de julio, 1ro de Mayo, Santa Rita Anexo, Aeroferro, Predio Ferrocarril, La Vecindad, La Merced, Tibileti, Estrella del Sur, Quinto Centenario, Los Vagones (“Los Barrios Populares en San Luis: ya son 30 los asentamientos y villas que en conjunto ocupan una superficie equivalente a cinco parques de La Pedrera”, Diario El Chorrillero, 11/06/2022).

[20] “Es importante tener en cuenta que antes se destinaban muchos fondos para comprar bloques. Pero ahora tenemos la oportunidad de poder generarlo nosotros. Eso nos va a permitir proyectar, por ejemplo, obras de ampliación y también abaratar muchísimo los costos y ayuda a que podamos seguir reduciendo el gasto público” (Diario La Rpùblica, 20/06/2020)