Volver a reclamar utopías
Reseña del libro: “Las grietas del orden neoliberal: conflictos políticos y sociales post 2001” (Avalle e.t. al., 2022)[1]
Reclaiming utopias
Review of the book: “The cracks in neoliberal order: political and social conflicts after 2001” (Avalle e.t. al., 2022)
Katrina Salguero Myers[2] y Lisandro Levstein[3]
Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-No hay restricciones adicionales 4.0 (CC BY-NC 4.0)
Resumen
La presente reseña se propone recorrer y recuperar los principales aportes de la obra del Colectivo de Investigación El llano en llamas, titulada “Las grietas del orden neoliberal: conflictos políticos y sociales post 2001” (Avalle e.t. al., 2022). Proponemos analizar y sistematizar los modos en que los y las autoras desarrollan en profundidad dos ejes: la crítica al capitalismo, especialmente en su faceta neoliberal, y la preocupación por la disputa hegemónica. La obra tematiza el proyecto neoliberal de dominación, espacialmente enfocado en la provincia de Córdoba en el período abierto por el comienzo de siglo. Pero además se construye un trabajo de memoria en torno a los años, procesos y disputas trascurridos desde el 2001; así como una especial atención a las grietas o rupturas que han sabido construir las organizaciones sociales, movimientos y colectivos en el período. El presente artículo, entonces, intenta presentar el recorrido del libro y poner énfasis en aquellas líneas transversales del trabajo que, no sólo tematizan un proceso socio-histórico, sino que hacen un aporte al mismo en claves emancipatorias.
Palabras clave: neoliberalismo, hegemonía, conflicto social, capitalismo, Córdoba.
Abstract
The present review intends to identify and recover the central contributions of the book written by the research group “El llano en llamas”. The text is called “The cracks in neoliberal order: political and social conflicts after 2001” (Avalle e.t. al., 2022). We pretend to describe and analyze two main arguments: their criticism of capitalism, especially in its neoliberal form, and their concern for hegemonic dispute. The book refers to neoliberalism as a domination project, specially focused in its configuration in Cordoba in the period beginning with the start of the new century. It builds a memory exercise focused on the years, processes and conflicts developed since 2001, with special consideration for the cracks or ruptures that social organizations, movements and collectives have opened. Therefore, the article presents a path through the text, and emphasizes the transversal lines that not only rebuild a social and historical process, but also the contribution the text itself makes to liberation projects.
Keywords: neoliberalism, hegemony, social conflict, capitalism, Cordoba.
Introducción
El pensador esloveno, Slavoj Žižek, propone una conceptualización de dos grandes tipos de violencia, que deben ser distinguidas a la hora de intentar un ejercicio crítico del mundo social: la violencia objetiva o sistémica y la violencia subjetiva. La primera refiere a las “consecuencias a menudo catastróficas del funcionamiento homogéneo de nuestros sistemas económico y político” (2013, p.11). La violencia subjetiva, en cambio, es la que comúnmente llamamos violens: la disrupción sobre un fondo pacificado, “Se ve como una perturbación del estado de cosas ‘normal’ y pacífico. Sin embargo, la violencia objetiva es precisamente la violencia inherente a este estado de cosas ‘normal’’ (Žižek, 2013, p.11).
En este sentido, la violencia objetiva suele ser difícil de distinguir, porque construye la vida cotidiana tal y como la conocemos y habitamos, de la cual las irrupciones violentas –subjetivas- emergen.
Distinguir entre estos tipos de violencias nos permite un ingreso a la obra analizada, pero también a nuestro presente como momento de escritura/lectura, en una dinámica espiralada donde presente y pasado se interpelan, como dijera Walter Benjamin, como instante de un peligro.
La presente reseña se propone recorrer y recuperar los principales aportes de la obra del Colectivo de Investigación El llano en llamas, titulado “Las grietas del orden neoliberal: conflictos políticos y sociales post 2001” (Avalle e.t. al., 2022).
Para quienes conocen la trayectoria de este grupo de autores y autoras, no es novedad que sus tópicos más desarrollados tienen que ver con el conflicto social, los movimientos y organizaciones populares, la lucha sindical, ambiental, de géneros y piquetera, las transformaciones en el territorio cordobés y en la ciudad capital, las políticas asistenciales y securitarias, etc. Estos temas dan cuenta de un nodo central en la perspectiva compartida por los y las autoras: la crítica al capitalismo, especialmente en su faceta neoliberal, y la preocupación por la disputa hegemónica. Dos dimensiones que servirán de ejes del presente escrito, ya que, para no ser banalizadas o pronunciadas como simples slogans, necesitan ser construidas y puestas ante la reflexión colectiva.
En este caso, tal y como lo adelanta el título de la obra, se tematiza el proyecto neoliberal de dominación, espacialmente enfocado en la provincia de Córdoba en el período abierto por el comienzo de siglo. Nutriéndose de autoras consagradas en la temática, como Nancy Fraser, Wendy Brown y Verónica Gago; los textos construyen un diagnóstico regional de las luchas y las estrategias del poder en las décadas transcurridas del siglo XXI.
Si tomamos la lectura del libro como una experiencia que algo tiene para decir sobre la obra, antes de avanzar sobre cada uno de sus capítulos resulta importante puntualizar un trabajo de memoria al que se convoca a los/as lectores/as desde el comienzo: la referencia al año 2001. Ese mojón resulta un primer indicio importante, ya que, la construcción de periodizaciones siempre es una clave metodológica a la que atender. Y dicho recorte temporal permite un potente lugar de lectura para los nudos transversales que antes mencionábamos: la crítica al neoliberalismo, en una particular fase de crisis, y la disputa hegemónica, marcada por el trastocamiento del orden, la crisis de la acumulación financiera, la emergencia pública de actores colectivos y el proceso social de impugnación institucional. En este sentido, la violencia subjetiva expresada en las calles se rebeló de formas múltiples y convergentes, por un momento al menos, frente a las violencias objetivas del modelo de capitalismo neoliberal.
Volver al 2001 ha sido un ejercicio que diferentes intelectuales y activistas han hecho desde entornos de publicación, debate, educación, militancia y divulgación; al cumplirse dos décadas del levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre. Pero ese “volver” está lejos de ser un recorrido hacia atrás transparente, sencillo u objetivo.
Quienes escribieron “Las grietas del orden neoliberal…” traen el presente justamente la palabra neoliberalismo, 2001, y un tercer elemento: una grieta. El libro habla desde las grietas, como referencia de los lugares donde algo homogéneo se rompe. Si la historia fuera una tela, el 2001 fue una rasgadura. Y esa acción punzante, destructiva, vino de la mano de una rebelión popular: la grieta es la ruptura provocada en un tiempo pretendidamente continuo, un acontecimiento, una expresión insurgente. Y esa es, sin más, una de las claves de la obra: ¿qué pasa y ha pasado con las expectativas y experiencias de los conflictos y las luchas desde entonces -como abordan Sabrina Villegas Guzmán y Lisandro Nicolás Godoy-? ¿Qué ha hecho el partido gobernante en Córdoba con esa grieta y la organización de demandas populares –analizado en profundidad en el apartado de María Paula Ávila Castro y Ana Clara Caccia? ¿Cómo ha operado el capitalismo y sus mecanismos de acumulación y expropiación, y qué han hecho las organizaciones y colectivos desde las grietas abiertas –recuperando tres momentos, Gerardo Avalle y Candela de la Vega? ¿Qué espacios/identidades se han abierto camino en estas dos décadas de restitución hegemónica –nos perfila una emergencia el capítulo de María Alejandra Ciuffolini y Fidel Azarian? ¿Qué grito parece todavía inaudible, aunque necesario en esto años transcurridos? Esto es: si antes gritamos “que se vayan todos”, ¿cómo denunciar el atropello, por ejemplo, del saqueo extractivo que describen Erika Saccucci y Paula Reinoso; en tiempos en que “Córdoba no para”? ¿Es posible imaginarlo como rebelión generalizada en este contexto de realismo capitalista (Fisher, 2009)?
En su dimensión performática, el libro no sólo habla de una grieta, sino que es una grieta, o al menos, insinúa un punto de ruptura con sus condiciones históricas de enunciación: ¿quién se anima a hablar de utopías en los tiempos de la tendencia a la totalización estatal de las demandas populares y los proyectos de cambio? ¿Puede haber insurrección pacificada, rebelión sin violencia, sin ruptura, sin rasgadura? Y por esto mismo, la obra desde el título es un acto político. Esa misma política será reclamada y defendida en distintos momentos de la escritura como desenmascaramiento del ideal del consenso: la paz es sólo de los cementerios.
En la grieta no hay descanso
El primer capítulo del libro, escrito por Villegas Guzmán y Godoy, se titula “Entre la experiencia del ayer y la expectativa del mañana: el devenir de las luchas sociales en la Argentina de los últimos veinte años”. La y el autor se proponen, como indica el título, pensar “las luchas”, lo cual supone también la existencia de organizaciones y colectivos que coordinan una acción conflictiva, que semantizan y cuestionan el contexto estructural, que nombran sus horizontes deseables y habitan condiciones concretas de forma articulada. El texto echa mano a las ideas de Reinhart Kosellek respecto a los horizontes de expectativas y la relación con la experiencia como categoría de análisis y construcción histórica. Ellos se proponen: “ver cómo el espacio de experiencias se fue transformando en este lapso de tiempo y cómo, de esta manera, se fueron generando distintos horizontes de expectativas asociados a imaginarios de futuro diversos” (p.14)
El trabajo debate condiciones teóricas para pensar el siglo XXI, con el 2001 como un lugar al que volver a visitar, aunque no como espectáculo para ser mirado, sino implicándonos en la reflexión y la responsabilidad que implica.
El aporte de un pensador como Mark Fisher (2009) puede ser de interés para dialogar con las conclusiones a las que llegan Villegas Guzmán y Godoy, que afirman en el cierre de su texto: “El paso dado desde otro mundo es posible a otro fin del mundo es posible, en tan solo veinte años, amerita que volvamos a posar los ojos sobre las tensiones que condicionan las visiones de futuro” (p.23). El diagnóstico nos remonta a esa idea de que es más factible el fin de la vida humana antes que la destrucción del capitalismo. Parece imposible imaginarse una alternativa (Fisher, 2009, p.13) porque el capitalismo es más real que lo real: “es lo que queda en pie cuando las creencias colapsan en el nivel de la elaboración ritual o simbólica, dejando como resto solamente al consumidor-espectador que camina a tientas entre reliquias y ruinas” (Fisher, 2009, p.16).
Este clima de fin de la historia, profusamente debatida en las últimas décadas e íntimamente relacionada con el neoliberalismo, delinea el brete de quienes se preguntan todavía por el pasado como posibilidad de redención y de los futuros que allí anidan, por todo lo que no fue, todo lo que no venció en términos benjaminianos. ¿Cómo hablar del 2001, entonces, sin aferrarnos a “revivals y pastiches”? (Fisher, 2009). ¿Cómo nombrarlo, traerlo al presente, sin bendecir su fracaso y sin tampoco transformarlo en museo, suvenir o remera, mercancía consumible que metaboliza, justamente, el carácter destituyente de esa grieta histórica?
Quizás sea justamente en este punto donde el primer capítulo se trama con el segundo: otras luchas e identidades sí emergieron y se articularon políticamente en el período referido, post-2001. Ciuffolini y Azarian abordan la configuración e historia de las luchas travesti/trans en Argentina. Desde los 90 y con más fuerza en los dos mil, la y el autor analizan los procesos implicados en la construcción de identidad, en el nombrarse y “darse un cuerpo”: “Es en esa intersección entre la institución de un orden de “libertad” y exclusión que el colectivo travesti/trans emergió como sujeto político” (p.42).
Este segundo capítulo permite innumerables diálogos con la totalidad de la obra, pero hay uno que retomamos de la introducción y nos parece central: la existencia e identificación de violencias objetivas que para la sociedad se presentan como “naturaleza”, porque son el aire que respiramos, la materia que construye el mundo tal y como lo conocemos en los procesos de socialización. Los autores dicen: “La sensibilidad proscrita por el orden hegemónico que expresa los contenidos cisexistas, binarios, heteronormativos y reproductivos se despliega noctámbula y en tránsito: entre las calles y las comisarías, entre la pensión y la cárcel, entre el deseo y el odio, entre la necesidad y el desamparo” (p.46).
La exclusión de ciertos cuerpos, expulsados a los márgenes, a la nocturnidad, a la ilegalidad; no sólo convive con violencias objetivas o sistemémicas, sino también subjetivas. Una tesis de Licenciatura en Comunicación (FCC, UNC) realizada por Lu Andrada Mihanovich y Camila Barey (2023) recupera testimonios de personas trans en las calles de la ciudad de Córdoba que son irreproducibles sin remitir a la conmoción total. La extrema crueldad y agresión cotidiana se sobreimprime a una agresión estructural.
A contraluz, Ciuffolini y Azarian historizan cómo, en el período post-2001, los colectivos travestis/trans salieron a la acción pública, desafiaron lo aceptable políticamente y se constituyeron en identidades colectivas, con palabras, demandas, y banderas. Así, “(…) la incipiente organización se traduce en la irrupción en las calles y el espacio público, es una exigencia de reconocimiento, una acción contra la muerte (real y simbólica) a la que el orden hegemónico les somete” (p.48).
La emergencia de colectivos travesti/trans resulta central por un doble motivo. Por un lado, porque hace visible y trama en una misma historización las luchas tradicionalmente clasistas con las emergentes disputas de géneros y diversidades. Por otro lado, porque nos recuerda que en la grieta no hay descanso. A pesar de los derechos conquistados y de la politicidad construida, con nuevos campos de lo posible para la acción colectiva; siempre está acechando el olvido, y especialmente el olvido de las memorias colectivas y de la lucha, el olvido del conflicto como constituyente de las identidades. Las luchas ganadas por los sectores subalternos en general, y por la visibilidad y los derechos de las comunidades travesti/trans en particular; no son nunca terreno de consenso, ni de paz, ni de museos. Por eso, justamente, porque la hegemonía por definición no está garantizada; es que el trabajo de memoria debe situar la historia en una trama viva de disputas, todavía, por-venir.
La grieta es también una telaraña
Un recurso argumentativo de interés de la obra, que no hemos mencionado aun, es que recurre a una palabra localizada por muchos años en las antípodas del pensamiento insurgente: “la grieta” ha sintetizado una forma polar y totalitaria de representar al campo político, donde no hay nada más por elegir que el lado de la línea del capitalismo del que queremos estar: el humano o el liberal. De forma sostenida, cualquier otro pensamiento utópico o anti-capitalista se hace impronunciable.
Sin embargo, en la obra bajo análisis, “las grietas” –sintomáticamente en plural- no organizan el campo de lo hegemónico, sino justamente trata de nombrar las expresiones fragmentarias y a tientas de lo subalterno.
Los dos capítulos que continúan el orden de “Las grietas…” refieren justamente a una caracterización de las relaciones que se pueden presentar en el período entre el bloque hegemónico y los sectores en lucha.
El texto de Ávila y Caccia presenta un exquisito análisis y sistematización de las estrategias que el estado provincial desplegó en el período para gestionar o enfrentar el conflicto social. De este modo, las autoras reconstruyen las formas de disciplinamiento y control desplegadas, reconociendo las siguientes lógicas:
(…) una de integración, que habilita ciertas estrategias de normalización e institucionalización; otra consensual, donde las estrategias que identificamos radican tanto en la compensación e indemnización como en la captura y recodificación de las luchas; y, por último, una lógica basada en lo securitario que se encuentra ligada a estrategias de fabricación de riesgos y amenazas, de violencia policial y de judicialización de las protestas. (p.57)
El texto propone un diálogo que merece ser recuperado: la ausencia de conflicto es el sustrato común del discurso hegemónico, donde las ideas de “consenso”, “gestión”, “gobernanza”, “integración”, “acuerdo”, “participación”; son vocablos recurrentes, positivos, buenos que describen el accionar estatal y construyen un horizonte pretendidamente no-antagonista. De hecho, como venimos sosteniendo, el antagonismo en “la grieta” en singular está fuera de encuadre, es indeseable, “violento” –en términos de violencia subjetiva- y así se constata la victoria del mundo tal-cual-es.
Se trata del universo de los eufemismos, donde la política retraduce los conflictos y las demandas cargadas de significado de lucha en su propio lenguaje neoliberal, que los despoja de su potencia y desvirtúa sus objetivos de transformación (…) Sin embargo, y como decíamos en consonancia con Rancière, la esencia del consenso “no consiste en la discusión pacífica y el acuerdo razonable en lugar del conflicto o la violencia; su esencia radica en la anulación del disenso” (2019, p.69), lo cual conlleva a una anulación de ciertas miradas sobre los problemas y de ciertos sujetos en disidencia con el orden. Esta anulación es, para el autor, el desalojo y el fin de la política en sí misma. (pp.75-76)
El capítulo siguiente, escrito por Saccucci y Reinoso, se titula “El boom de los biocombustibles: reflexiones sobre el agronegocio y las resistencias en Córdoba en los últimos quince años”. Las autoras describen diferentes conflictos y resistencias socio-ambientales, y construyen su articulación en base al modelo de acumulación extractivo que organiza el bloque en el poder en Córdoba. Como han estudiado otras investigadoras de la provincia (Boito et.al, 2022), estas estrategias desplegadas hablan de la construcción de una Córdoba que “no para”, una isla –cordobesista- de producción, circulación y consumo embanderada por el peronismo local: “Córdoba no para ni por la pandemia ni por las crisis que le pongan adelante. Córdoba no para, Córdoba no para, Córdoba no para y va a seguir su camino hacia el progreso con justicia social” (Schiaretti, 2021).
Las autoras analizan en detalle los caos de la autovía Punilla y de la planta productora de bioetanol Porta Hnos. y logran reunir en una red de explotación conflictos muchas veces vividos como diferentes:
(…) las luchas contra las fumigaciones con agrotóxicos, la construcción de autovías, el desarrollo de canteras, la propagación de incendios y el avance de industrias contaminantes, entre otras, denuncian no solo el avance del agronegocio sobre nuevos territorios, su contaminación y su uso intensivo, sino que también demandan y construyen vínculos de coordinación en defensa de la vida. (p.96)
Este capítulo dialoga literal y alegóricamente con esa pulsión al movimiento, a la productividad y a la acumulación. Justamente, el contrapunto entre 2001 y 2021 resulta particularmente fértil en este momento: si los piquetes –construidos como herramienta de lucha preferencial en los años 90- tendían a detener la circulación mercantil como forma de detener la normalidad; el gobernador de Córdoba veinte años después repite que nada-nunca se detiene en el espacio/tiempo del progreso.
En este sentido, el texto permite puntualizar en aquel mandato mercantil del tiempo continuo y acelerado, y nos acerca al corazón fetichista de lo real: el sistema productivo mercantil no se vivencia como una obra humana e histórica, sino condiciones objetivas incuestionables. Como el valor (Jappe, 2016), todas esas abstracciones son más reales e imperativas que la vida concreta.
La construcción de autovías para la circulación de commodities, el avance de la frontera agroproductiva, las implicancias sanitarias y ambientales de la producción transgénica de alimentos, son todos tópicos que van al hueso del período post-2001 porque permiten nombrar su lado cruel y su lado dulce. Esto es: permiten nombrar el despojo, la enfermedad, la muerte como expresiones intrínsecas del capitalismo, pero también refieren al gran escollo hegemónico: las micropolíticas neoliberales que colonizan hábitos individuales y colectivos (Sztulwark, 2020), que organizan relaciones sociales mediadas por la mercancía (Jappe, 2016), el consumo y el deseo del consumo. Esto construye puntos ciegos y reclamos inaudibles, como justamente los que refieren las autoras.
Conclusiones: las grietas no olvidamos que somos parte del hormigón
En el último capítulo del libro, Avalle y de la Vega sintetizan con claridad algunos puntos de la argumentación colectiva, y nos interesa principalmente traer a colación dos: uno, es el ajustado entramado entre políticas de acumulación y modulaciones subjetivas; la segunda es la unión entre la construcción de memorias, de lucha colectiva y de utopías. Ambos ejes, además, comparten un elemento clave: aquí no hay afuera. Nos estamos hablando a, y de, nosotros/as mismas
(…) en los surcos de este proceso, las narrativas de las luchas que fuimos entrelazando en este escrito nos advirtieron de estos desplazamientos del funcionamiento de la dinámica del capital, la forma en que afecta la vida cotidiana y su virulencia constante. En la experiencia insoportable de esas formas de explotación/expropiación son estas luchas las que denuncian que, más que nunca, la acumulación capitalista opera hoy por fuera de los espacios tradicionales de producción y apropiación de valor, y asume un carácter fuertemente desposesivo sobre los espacios de la vida, los cuerpos y los territorios. (p.154)
La grieta, como bien adelantábamos en el comienzo de estas conclusiones, se dibujó sobre el hormigón –material por excelencia del capitalismo industrial-. Ese hormigón nos separa de la naturaleza, de las temperaturas y los ciclos. Entonces la grieta no debe ser romantizada sino construida y destruida a la vez: la crisis es siempre promesa y amenaza, poesía y desazón.
Una y otra vez la obra de las y los integrantes de El Llano en Llamas trae al debate la sensibilidad y la complejidad de construir una crítica al capitalismo. Y dicen con claridad también Avalle y de la Vega:
El neoliberalismo no es un slogan, nos llevó la vida. Sí, y el “nos” está resaltado porque nos incluye y nos interpela. ¿O acaso alguien o algunos han quedado exentos, absueltos, dispensados de algún tipo de forma de expropiación o explotación? En toda esta extensión y complejidad, las luchas fuerzan la apertura de los registros del campo subalterno e indican qué o quiénes no pueden quedar afuera en la construcción de un proceso emancipatorio, pues son ellos y ellas las asfixiadas por las relaciones y las formas de la dominación neoliberal que dispone el capitalismo. (p.154)
Las grietas que los pueblos y colectivos construyen están dentro y no fuera del cruel panorama que el capitalismo global impone, y que se construye día a día en las ciudades, las industrias y los deseos. En el primer capítulo, Villegas Guzmán y Godoy se preguntaban:
¿Aún se puede imaginar un futuro por el cual luchar? Intentar una respuesta para tal interrogante no es tarea sencilla ni tiene este texto la arrogante intención de ofrecerse como un manual para nuevxs imaginantes. En cambio, sí pretendemos llamar la atención sobre un punto que nos resulta significativo y que tiene que ver con la idea misma de la posibilidad y de la contingencia. (p.35)
Volver a nombrar la utopía frente al realismo capitalista es un movimiento hacia algo abierto, imposible de predecir, esto es, lo opuesto al sentido común. Y, mientras tanto, en la ciudad Rosario, provincia de Santa Fe, donde la represión policial de diciembre de 2001 se llevó a siete personas, entre ellas Claudio “Pocho” Lepratti; una candidata a la gobernación en 2023 tenía como slogan de campaña “que gane el sentido común”. Qué peligroso llamado a la batalla que combina conservadurismo e inacción, en tanto el sentido común nunca para de repetirse, monólogo elogioso que elimina las molestias, ignora las contradicciones y afirma lo existente. Justamente en ese campo de batalla hegemónico, este libro demuestra su importancia teórica, política e histórica.
Referencias Bibliográficas
Andrada Mihanovich, L. y Barey, C. (2023) A travestir(nos) (en) la calle. Una aproximación descriptiva sobre algunos aspectos de la configuración hetero-cis-clasista del espacio público urbano de la Ciudad de Córdoba. Tesis de grado de la Licenciatura en Comunicación Social, UNC. Directora: Dra. Cecilia Michelazzo. No publicado.
Boito, M. E.; Salguero Myers, K.; Ricci, C. y Michelazzo, C. (2022) Ojo y piel. Estudios críticos sobre la ciudad y sus transformaciones a partir de imágenes. Capital Federal: TESEO.
Fisher, M. (2009) Realismo capitalista. ¿No hay alternativa? Madrid: Titivillus
Jappe, A. (2016) Las aventuras de la mercancía. La Rioja, España: Pepitas de Calabaza.
Schiaretti, J. (2021) Discurso del gobernador en la apertura Nº143 de las sesiones en el Poder Legislativo. 1 de febrero de 2021, disponible en http://bit.ly/3z7sYnx
Žižek, S. (2009) “Introducción. El manto ensangrentado del tirano” y “Violencia subjetiva y objetiva”. En: Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales. Buenos Aires: Paidós.
[1] Identificador persistente ARK: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25250841/ccp6rajyv
Fecha de Recepción: 27/07/2023 Fecha de Aceptación: 27/09/2023
[2] Universidad Nacional de Córdoba, Instituto de Estudios en Comunicación, Expresión y Tecnologías CONICET, Facultad de Ciencias Sociales y Facultad de Ciencias de la Comunicación.
[3] Universidad Nacional de Córdoba, Facultad de Ciencias Económicas.